La intensas movilizaciones y protestas realizadas por la CNTE en protesta contra la reforma educativa que de Michoacán, Oaxaca y Chiapas se extendieron a nueve estados del país, borraron del mapa en unos meses al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y a sus dirigentes.
Tanto que el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, se vio obligado a salir al rescate del gremio con el pretexto de la firma de un convenio en el que la agrupación magisterial alineada al gobierno expresó
la necesidad de revisión de la disposición legal planteada originalmente por la Coordinadora.
Con el mismo propósito, el dirigente nacional gremio de los Trabajadores de la Educación, Juan Díaz De la Torre, ha difundido una serie de spots en los medios de comunicación de mayor audiencia para exponer sus puntos de vista y opiniones sobre el tema, pero sobre todo para recordar a la sociedad que aún existe.
La realidad es que, antes de que los maestros disidentes iniciarán la lucha contra la controvertida reforma educativa, el sindicato acató sumisamente el ordenamiento jurídico e incluso criticó a la CNTE y hasta amenazó con expulsar a aquellos dirigentes que no aceptaran incondicionalmente las modificaciones constitucionales comprendidas en la nueva legislación.
Desafortunadamente para el Sindicato, para las bases magisteriales de Tamaulipas, como de las restantes entidades de la República, el organismo no es un aliado de los trabajadores, como debiera de ser, sino un defensor de los intereses del gobierno que, al igual que los organizaciones afiliadas a la CTM, el sector obrero del PRI, obedece a
ciegas las decisiones de las autoridades.
El Secretario de Educación, por cierto, anunció que el nuevo modelo educativo que se discute y analiza en diferentes foros públicos entrará en vigor pero hasta el 2018. Por qué no antes, ¿acaso por temor a que la propuesta vaya a correr la misma suerte que la disposición reformadora?
Otra agrupación que, como el SNTE, hace esfuerzos para que no le vaya a suceder lo mismo que al gremio magisterial, es el STPRM.
El sindicato petrolero se apresuró ayer a informar que, como resultado de la firma de un acuerdo entre el organismo y Petróleos Mexicanos, Pemex, había otorgado a los petroleros un aumento salarial del 3.17 por ciento, aumento que, aunque raquítico, debe de haberles caído de perlas a los trabajadores del ramo para hacer frente a la crítica situación económica, a la escalada alcista de precios de los artículos de consumos básico, así como los de las tarifas eléctricas y los gasolinazos.
El cumpleaños 50 del presidente Enrique Peña Nieto, por otra parte, fue saludado por medio centenar de informaciones sobre hechos ocurridos en lo que va del sexenio, entre los que destacan, el aumento de las importaciones de gas natural, la estratosférica pérdida petrolera que de 169 mil millones de 2013 pasaron a 712 mil en el 2015, que el 53 por ciento de la gasolina que consumimos proviene del extranjero y que la deuda pública aumentó en diez por ciento.
También que los recortes al gasto público sumaron 560 mil millones de pesos, nuestra moneda se ha depreciado en un 30 por ciento frente al dólar, las exportaciones petroleras cayeron en un 23 por ciento, la inversión extranjera en un 19.62 por ciento, se registraron 379 agresiones a periodis- tas, 20 de los cuales fueron asesinados, y ocurrieron 4 mil 132 secuestros, 82 más que en la gestión del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
En ese escenario sombrío, no son pocos los tamaulipecos que se preguntan si el gobernador electo, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, cumplirá los compromisos de campaña contraídos con los ciudadanos, particularmente el relativo a devolver la paz, la tranquilidad y la seguridad pública perdidos desde hace 12 años, que fue una de las
principales exigencias de la sociedad a lo largo del proceso de disputa de la gubernatura.
El ex candidato priísta, Baltazar Hinojosa Ochoa, se había comprometido a que habría carreteras en sesenta días.
La verdad es que, como se ven las cosas, se vislumbra complicadísimo que el problema de la inseguridad que prevalece a lo largo y ancho de la entidad vaya a mejorar a corto plazo, hecho que podría crearle una gradual animadversión popular al sucesor de Egidio Torre Cantú.
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