16 diciembre, 2025

16 diciembre, 2025

Definiciones

Golpe a golpe

Una acertada planeación en política, significa no adelantar los tiempos

Nombres van y vienen (en la prensa) pero aún no hay nada para nadie

El relevo priista es analizado por Ochoa Reza; e involucra a municipios

La disfunción urbana, en Tamaulipas exhibe el mal trabajo de alcaldes

“No hagas nada sin considerar las consecuencias”.

Esta sentencia la encontramos en más de una fábula de las escritas por Esopo a finales del siglo VI (a.C.)…
Y en la actualidad se mantiene vigente.

Manejar el poder con cuidado y planificar el futuro a corto, mediano y largo plazo, es, sin lugar a dudas, un excelente criterio en el que debe abrevar Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Sobre todo cuando el proyecto político es no sólo recorrer el camino de principio a fin durante un sexenio (2016-22), sino trascender más allá, para jugar en las grandes ligas.

Por lo tanto todas las inherencias, los obstáculos y giros del azar no pueden dejarse al margen cuando se es un profesional en los asuntos del poder.

Esto significa que las circunstancias deben tratarse adecuadamente para impedir que éstas sean las que determinen el rumbo a seguir, pues parte del éxito de una estrategia radica en considerar anticipadamente los posibles escenarios y, en función de ello, actuar.

La improvisación, está más que visto, sólo es un asunto que en forma inevitable en lo inmediato o mediano plazo, conduce al fracaso.

Y como decía Carl Von Klausewitz: “Hay muy pocos hombres que constituyen las excepciones y son capaces de sentir y pensar más allá del momento presente”.

La falta de planeación, por otro lado, significa un grave problema que puede llevar al caos cualquier empresa individual o colectiva.

Pero igual de adverso es que aun cuando existieran previsiones –en tanto que el pensamiento trascendió lo inmediato–, los encargados de atender una misión y una visión a corto, mediano o largo plazo sean los mismos que pongan en crisis lo establecido, como ya ha ocurrido en otros regímenes sin importar colores ni doctrinas.

Por eso y más el gobernador electo debe incorporar a su gabinete a personajes sin mancha, profesen la ideología que profesaren, íntegros y profesionales en el ejercicio público.

Sobre todo cuando es preocupación suya sacar del marasmo a las distintas áreas que no han funcionado correctamente, merced a la incapacidad de sus hoy titulares y/o encargados del despacho.

De buena fuente sé que el mandatario electo realiza una evaluación exhaustiva de la estructura orgánica gubernamental –que presumo será modificada–, así como de los personajes panistas o no que pudieran ser investidos para atender las distintas carteras, privilegiando la inclusión y, lo más sensato, el interés de que la administración pública recupere la credibilidad y sea eficiente en su encomienda.

Nombres van y vienen en los medios de comunicación masiva, pero ninguno, hasta ahora, ha sido admitido por él ni siquiera como posible.

Y eso que en varias dependencias ya asoman enviados para revisar el estado que guardan.

En fin, hay que esperar las definiciones.
¿A partir del uno de agosto próximo?

PRImero, la disciplina
La necesidad de reorganizar al partido tricolor aquí en Tamaulipas, tiene sustento en los desajustes que hoy presentan el Comité Directivo Estatal (CDE) y algunos de sus
comités municipales, donde a raíz del fracaso la indisciplina, insubordinación, controversia y madruguetes se han vuelto cosa cotidiana.

Eso ya lo detectó Enrique Ochoa Reza, por lo que debe llamar a no acelerarse a los aspirantes al relevo –lo que en otra lectura se estimaría como un alto al futurismo–, porque de lo contrario se desataría una cena de negros.

Por otro lado, debe tomarse en cuenta la inconformidad que persiste entre las decenas de priistas que colaboraron en las campañas y siguen reclamando el pago de honorarios, viáticos, apoyos prometidos y empleos (ante la incertidumbre despertada tras la derrota), pues en su denuncia advierten que el PRI no los comisionó en los lugares correctos y
por eso fue vergonzosamente derrotado.

Por ello es imperioso un cambio de actitud
No para enjuiciar a quienes se irán, sino para fortalecer al tricolor en aras de que se mantenga como la segunda fuerza política estatal, por lo menos.

De aquí al 2018, cuando podría recuperar posiciones.

Dirigencia tricolor
De los tres métodos contemplados en los estatutos priistas para renovar su dirigencia estatal, el menos complicado es la asamblea de consejeros políticos, pues la elección directa por la base militante y/o una asamblea, pondrían en mayor riesgo la unidad partidista.

Y por ende el control que empieza a ejercer el nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Enrique Ochoa Reza, quien incluye en la renovación a los 43 comités municipales.

Por esto el Consejo Político Estatal (CPN) acataría la instrucción de no abrir la contienda a la participación de todos sus cuadros.

Sin embargo, en cuanto la Comisión Estatal de Procesos Internos defina los puntos de la convocatoria para la inscripción de los aspirantes al relevo, seguramente arreciarán las presiones grupales.

Hasta hoy, según los parámetros, aún no hay nada para nadie.

De cualquier forma esta función circense apenas comienza.

Los favoritos
Hace días le compartí la apreciación de que el diputado federal Edgardo Melhem Salinas aparece en la palestra como el favorito para suceder a Rafael González Benavides, aunque en los momios aparece empatado con su homólogo Luis Alejandro Guevara Cobos.

Muy por encima del desgastado dirigente del Movimiento Territorial (MT), Humberto Valdez Richaud y del aún diputado local Heriberto Ruiz Tijerina, como de Enrique Cárdenas del Avellano y Manuel Muñoz Cano.

Pero hay, también, una dama con suficientes méritos para liderar a su partido: Graciela de Alejandro Acevedo, la popular ‘Chacha’.

Su quehacer partidista ha sido sobresaliente durante décadas y eso precisamente marcaría la diferencia.

Pastor legislativo
En la repartición de comisiones inherentes a la LXIII Legislatura del Congreso local, que habrá de estrenarse el uno de octubre próximo, el grupo albiceleste tendrá mano.

Y, por consiguiente, presidirá la Junta de Coordinación Política.

Por cierto, ahora con la novedad de que tendría un vicepresidente.

En cuanto al coordinador de la bancada todo indica que será Teresa Aguilar Gutiérrez, merced a su trayectoria –es la segunda ocasión que habrá de despachar como diputada local–, pese a que Glafiro Salinas Mendiola y Joaquín Hernández Correa le disputan el derecho.

Ella ganó con amplia diferencia, como lo hicieron otros de sus compañeros partidistas, pero hay que tomar en cuenta que fue la única que tuvo un contrincante de altura, mientras los otros siete jugaron casi solos.

De ahí mi deducción.

Disfunción urbana
La expansión demográfica de cualquier localidad trae consigo problemas que requieren ser atendidos adecuadamente, pues de lo contrario hacen crisis y rebasan el control de la autoridad.

Entre las disfunciones más comunes detectadas en las ciudades de todo el país –las que registran mayor crecimiento poblacional–, resaltan el desempleo, la inseguridad y carencia de servicios públicos adecuados que garanticen la sobrevivencia poblacional, cuando menos, pues visto está que nunca alcanzarían el estatus del primer mundo.

Cotidianamente somos testigos de las críticas fundadas hacia la alta burocracia de parte de la ciudadanía o sus representantes, al comprobar cómo le sacan la vuelta a los problemas.

Drenaje, pavimentación, agua potable, recolección de basura, limpia de calles y avenidas, alumbrado y transporte público, son algunas de las asignaturas que siempre han estado pendientes de resolver (a plenitud), en tanto que los conglomerados crecen a ritmos vertiginosos, mientras el presupuesto se achica y, lo que es peor, ya se hizo costumbre que el Gobierno Federal conculque a los municipios el dinero que por ley está obligado e entregar para aplicarse en distintos rubros.

Bajo este contexto se acarrean verdaderos lastres, y, con todo y la promulgación de reglamentos que tratan de regular el desarrollo urbano, las dificultades siguen al alza porque no existe una adecuada planeación estratégica mediante la cual se visualice el crecimiento de las ciudades a 20, 30 ó 50 años; y sólo se da respuesta a las contingencias.

De esta manera las autoridades continúan ceñidas a la tradición de generar grandes expectativas cuando asumen un puesto, pero terminan arguyendo que:

1) No alcanza el tiempo (un trienio) para cumplir con sus programas de gobierno;

2) Los recursos públicos son insuficientes para cubrir el compromiso contraído al inicio de su gestión;

3) Las leyes son imprecisas y obsoletas; ó

4) Simple y llanamente, porque la Federación ha mostrado poca disposición para superar la problemática.

Así, hasta la saciedad y el cinismo es lo que arguyen los munícipes que ya van de salida.

Como siempre se acostumbra en cada término de los períodos.

Caso estatal
Nuevo Laredo y la zona conurbada del sur, donde se involucran Tampico, Madero y Altamira –por lo que toca a esta entidad del Noreste mexicano–, son el más claro ejemplo del desorden urbano, pues más que ocuparse de la problemática inherente a sus cargos, los alcaldes se involucraron en situaciones de carácter político.

A ello obedece que en esos cuatro municipios la problemática se torne mayor, como cotidianamente dan cuenta los medios de comunicación masiva, al reproducir las quejas ciudadanas por la falta de servicios.

Y no es invento, pues basta abrir cualquier periódico local, ver la TV o sintonizar la radio, para confirmar la desatención de las autoridades de esas localidades, que, por cierto, tratan de disfrazarla promocionándose con inserciones periodísticas que rayan en la cursilería.

Y lo digo con pleno conocimiento de causa.

Sector obsoleto
El hecho de que el sector obrero priista sea el que menos presencia tiene en el Congreso de la Unión y menos tendrá en la LXIII Legislatura del Congreso estatal, ofrece la lectura de que sus dirigentes carecen de fuerza y reconocimiento por parte de sus huestes.

Esta misma razón es suficiente para que los miles de asalariados tamaulipecos ya piensen desprenderse del tutelaje de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), para engrosar las filas de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), o, en su defecto, afiliarse a la Federación de Organizaciones Sindicales de Tamaulipas (FOST), pues no están dispuestos a tolerar más a Edmundo García Román (su pastor estatal).

Incluso la figura del ‘caciquito’ se nota más devaluada cuando en toda la geografía estatal suman decenas de miles los obreros que perciben salarios de hambre que resultan insuficientes para cubrir al menos la canasta básica, y ofensivos cuando se comparan con los jornales que se pagan en otras entidades.

En un análisis entregado a este columnista, se dice que a los tamaulipecos que conforman la población económicamente activa, actualmente se suman tres mil 600 solicitantes de empleo, estrellándose contra una exigua oferta que ahonda la tragedia de miles de familias sin ingresos, y agigantan, a la vez, la pléyade de delincuentes que para sobrevivir
recurren a las actividades ilícitas.

Revés a ganaderos
Los ganaderos que en el pasado tanto se enriquecieron con la venta de animales a precios estratosféricos, podrían empezar a pagar las consecuencias de haber especulado con los precios de sus productos, pues la Sagarpa ya probó nuevas solicitudes para la importación de carne deshuesada de bovinos provenientes de la Unión Americana.

Por tanto, en lo sucesivo los precios de la carne en canal podrían ir a la baja, so pena de que el mercado se niegue a consumir el producto nacional por ser caro y de dudosa calidad.

Qué triste situación la de los ganaderos.

Y lo peor del caso es que el pueblo no lloriquea su desgracia.

Ni tiene por qué.
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