6 diciembre, 2025

6 diciembre, 2025

Laberintos del poder

¿De qué se ríen los priístas?

Laberintos del poder

Este es, como muchos otros de mi autoría, un comentario a destiempo, pero al mismo tiempo irresistible de exponer para su servidor.

Me refiero al cónclave priísta tamaulipeco maquillado como festejo cumpleañero, registrado el viernes pasado en un rancho de las cercanías de Ciudad Victoria, el cual me dejó un doble y contradictorio balance:

Una certeza y una duda.

La primera fue evidente para invitados y testigos. El personaje celebrado, el diputado federal Édgar Melhem, recibió en los hechos el “palomeo” del priísmo estatal como favorito para convertirse en su nuevo dirigente. El propio gobernador Egidio Torre y el ex candidato Baltazar Hinojosa dieron en ese sentido un virtual aval al legislador al llegar juntos a la celebración, para sumarse al resto de primeros actores –mujeres y hombres– de la política tricolor. Citar nombres resultaría ocioso, porque prácticamente estuvieron todos.

Lo anterior debe haber desatado ya a estas alturas un mar de especulaciones a las cuales, de ser Édgar el elegido me sumo, porque es uno de los pocos militantes locales de ese partido que por su trayectoria y capacidad política podría convertirse en el general que necesitan esas huestes para tratar de recuperar el control de estas latitudes.

¿Y cuál es la duda?

Permítame tratar de disiparla con otra pregunta:

¿De qué se ríen los priístas tamaulipecos?

No advertí ni un solo rostro adusto o un semblante con alguna arruga de preocupación surcando su frente, entre las damas y caballeros asistentes. Quien en esos momentos ignorara que el Revolucionario Institucional mordió el polvo de manera inospechada en nuestro Estado el pasado 5 de junio, podría haber pensado que no se celebraba una fiesta de cumpleaños, sino una victoria más de las fuerzas tricolores.

Las anchas sonrisas, estridentes carcajadas y estrepitosos abrazos que se prodigaron Antonio Martínez Torres, Rafael González Benavides, Alejandro Etienne, Ramiro Ramos, Miguel González Salum, Alejandro Guevara y hasta el propio Baltazar entre otros muchos, daban cuenta de una alegría que no se entiende a la luz de una derrota tan feroz y para ellos tan dolorosa, como la mencionada, que hace brotar otro cuestionamiento:

¿Quién va a poner orden en el tinglado tricolor si todos siguen viéndose a sí mismos, por lo menos en lo que aparentan y dicen, como los dueños de un terreno que les es ya ajeno?

Así que ante este escenario digno de un cuadro de Dalí, donde ni la lógica ni la normalidad existen, me permito una intentona de reflexión para tratar de
explicarme el porqué de un jolgorio tan fuera de contexto.

Supongo en una apreciación personal, que los próceres y heroínas del PRI tamaulipeco han abrevado en el viejo y conocido poema de Juan de Dios Peza, inspirado en el actor y dramaturgo inglés, David Garrick, célebre por sus dotes histriónicas.

Y de la misma manera que alguna vez, conforme a la prosa del literato mexicano, antes aprendieron a reír llorando para engañar a quienes en ellos confiaron, hoy han aprendido a llorar con carcajadas…

EL DOLOROSO “NO”
La pérdida de 4 mil empleos en el sur del Estado, por la aparente negativa de la empresa Kepler a instalarse en la región, tiene más miga de la que se ve a simple vista.

En la próxima colaboración, si no surgen otros acontecimientos, trataré de explicar parte de ese doloroso “no” para la economía tamaulipeca…

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