Hablar de la plaza es un placer cotidiano. Vivir en torno una delicia
que fecunda al pensamiento de las vivencias urbanas.
Nací en el centro, en el mero centro de una ciudad de bondades que paseo en la memoria de nosotros niños. La plaza es una memoria de alegrías, de amores, de juegos y actos cívicos. Esta semana pasada la hermosa Plaza de Juárez se lució como una niña de vestido nuevo. La Universidad Autónoma de Tamaulipas abrió y cerró un festival internacional con los mejores representantes del folklor europeo en un collage de cantos, música y danza con los nuestros, el extraordinario elenco de danza de la propia Universidad.
Y es curioso, y esto parece ser una clave, el público que llenó día tras día la hermosa sala mayor del Centro Cultural Tamaulipas, el Teatro Amalia,
abarrotado hasta del tope con las familias victorenses que entre aplausos, gritos y gestos de amor premiaron a los participantes europeos que dieron color
al teatro y a la plaza Juárez, la más importante de las plazas de Tamaulipas, porque en ésta están enclavados el poder del estado.
A su belleza de trazo, que Rolando González le ha impreso, se agrega la mayor frecuencia por familias, por novios, por niños que juegan todas las tardes-noches con las estrellas del rumbo.
El folklor, de gran calidad traído por los grupos europeos en gran número, folklor y participantes fue de gran calidad, y lo importante, el público que se dejó caer tarde a tarde en el recinto.
He dicho calve, porque los boletos se repartieron por racimos y esta es una experiencia en la difusion. Si al público se le dice Entrada Gratis, poco valora el evento, en cambio si se les regala boletos para la función se crea un interés por el evento.
Es un fenómeno curioso, el público acude a lo que subliminalmente parece ser que tiene un costo. Que lo tiene, pero que es subsidiado por las instituciones públicas.
Un éxito por el lleno del teatro toda la semana. Un éxito para la difusión cultural de la UAT, y un existo para el público que encontró en esta fiesta del folklor internacional un escape de cultura en la inclemencia canicular y la inseguridad en que vivimos. Se trata del arte social, se trata de la convivencia pública, el triunfo de la plaza como el lugar más lindo del encuentro de la ciudad.




