Si bien vale la pena analizar con lupa si el discurso del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca se ha endurecido en las últimas semanas, también importa apuntar que hay pocos registros en el pasado reciente, de una transición con tantos encuentros personales entre gobernador saliente y entrante.
La participación del panista en la reunión del Grupo de Coordinación Tamaulipas fue otro ejemplo de que, reglas políticas aparte, los dos mandatarios no tienen ningún
problema en interactuar cuantas veces sea necesario.
Evitaremos caer en el lugar común de la transición de terciopelo. Pero lo anterior cobra relevancia si observamos qué ocurre en los estados vecinos. Tras la elección del año pasado en Nuevo León, todavía hoy el ex gobernador Rodrigo Medina batalla con la andanada judicial de “El Bronco”: apenas el fin de semana se dio a conocer que dos ex secretarios fueron inhabilitados para ejercer la función pública y tendrán que pagar una multa de 300 millones de pesos para reparar daños al erario.
Mientras que en Veracruz, el pleito entre Miguel Ángel Yunes y el impresentable Javier Duarte cobra tintes de antología. Como resultado de ese encontronazo se pronostican daños severos a la gobernabilidad veracruzana.
Lo mismo que en Chihuahua donde Javier Corral le tiene jurada la cárcel a otro Duarte, César, igual de indefendible que su tocayo del trópico.
Con todo y la intensidad del fragor durante las campañas, el clima político en Tamaulipas no está ni cerca del calor que se registra en aquellas otras entidades, a las que se pueden sumar otras como Quintana Roo.
Eso no quiere decir, sin embargo, que el gobierno entrante voltee la mirada hacia otro sitio si a la hora de asumir el control de la administración se encuentran con irregularidades.
Hay suficientes testimonios de quienes integran el equipo de transición y el mismo Cabeza de Vaca, para entender que nadie que haya cometido pecados financieros podría aspirar a una suerte de amnistía.
Lo mismo ocurre con la nueva Legislatura. Tras la elección, en una de sus primeras declaraciones a la prensa, el futuro presidente del Congreso, Carlos García González,
advirtió que “ahora sí”, las cuentas de los municipios se van a revisar con lupa sin importar el color.
Ayer, por cierto, el gobernador electo se reunió con quienes integrarán la próxima bancada panista.
Y hoy volverá a encontrarse con Egidio Torre Cantú, cuando ambos participen en la Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, que presidirá Enrique Peña Nieto en la Ciudad de México.
La buena noticia es que de todos los retos que enfrenta Tamaulipas, no hay otro más urgente que el combate a la inseguridad. Y a juzgar por la temática de sus frecuentes encuentros, el gobernador saliente y el entrante parecen tenerlo bien claro.
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