* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Después del escándalo provocado por la visita de Trump a Los Pinos, un reportero preguntó a Hillary si vendría a México. La respuesta se dio en dos letras entre interjecciones (una consonante y otra vocal acentuada): ¡nó!. Ahora nos enteramos que el gobierno mexica está haciendo hasta lo imposible para que la candidata demócrata acepte reunirse con EPN aunque sea en los EUA, aprovechando que el presidente visitará aquellos andurriales la próxima semana. Justo decir que la Clinton tiene en agenda entrevistas con otros jefes de Estado latinoamericanos, sin embargo hasta las seis de la tarde con tres minutos y cuatro, casi cinco segundos de este viernes patrio para el prócer tricolor no había nada, nadita de nada.
Se ha insistido en que la hembra está seriamente lastimada, no por la neumonía que la hizo trompicar al salir del evento relativo al recuerdo de la tragedia del 11 de septiembre sino por la mundana frivolidad de Videgaray (ausente por ahora del poder a Dios gracias), quien con la anuencia institucional se pasó por el arco de triunfo desde la Doctrina Estrada de la no intervención hasta la célebre máxima juarista del respeto al derecho ajeno, etc.
En ese sentido usted dirá que tal exceso fue necesario para que EPN se diera cuenta de que las actitudes de ex secretario de Hacienda ponían en riesgo las instituciones por lo que, con todo el dolor de su corazón hubo de pagarle la última quincena, lo correspondiente al aguinaldo y decirle bye, bye, con el regaño de que con los sentimientos de la Hillary nadie juega.
El asunto es que el presidente Peña va en busca de la dama y asegurase que como en las películas del viejo oeste, no regresará hasta dar con ella para confesarle que el mal entendido no tiene nada que ver con su campaña sino con la duda de saber a ciencia cierta cuánto nos costará construir el muro. Ya sabéis que el supremo gobierno busca presupuestos, creo que hasta en China por eso de muralla. ¡Ah, raza!.
El siguiente capítulo de esta historia es conocer si el encuentro se da y en qué condiciones, esto es lo importante. Los mexicas no vamos a aceptar que sea en cualquier lugar. Mínimo en la Casa Blanca de allá porque la de acá ya está comprometida en venta, eso dicen. ¡Ah!, y nada de secretitos que después se desmientan o de promesas fugaces a la luz de las estrellas que no siempre son testigos de calidad…necesitamos saber si la señora está dispuesta a ordenar la construcción de un muro más elegante y sofisticado que el que pretende Trump. Ya se sabe que el costo va por cuenta de los mexicas. (Si con algo nos castigó Dios fue con dinero y ni modo que sea invento).
Quedamos en que EPN no debe regresar de los EUA con las manos vacías. Urge conocer el proyecto de muro de la Hillary y adoptarlo sin excusa ni pretexto. En este caso no debemos dudar de sus buenos sentimientos hacia México aunque el primer paso será que el presidente Peña la encuentre y cubierto este requisito actuar en consecuencia. Es decir, convencerla de que su muro es el que más nos conviene aprovechando que Videgaray está de vacaciones.
VORACIDAD LEGISLATIVA
El saludo de la porra de sol en esta ocasión va sin escalas para los diputados federales. Hay muchas razones para ello, una de ellas es la terquedad de recibir los llamados “moches” por gestionar obras. Esto se llama voracidad legislativa cuando está científicamente comprobado que “la representación popular” sirve para maldita la cosa.
Recordéis que los tales dipus reciben cada año cinco millones de pesos por cráneo sin estar obligados a comprobar con las facturas correspondientes. Esto al margen de sueldos, primas, compensaciones, viáticos, viajes, gastos médicos “mayores”, computadores personales, teléfonos de última generación, etc, etc.
Este año a dichos legisladores alguien les llevó el chisme de los cinco millones ya no los recibirán, por lo cual están a punto de sumarse a las protestas y manifestaciones de los acosados por “el mal humor social” que tan preocupado trae al presidente Peña.
En concluyendo, estaremos de acuerdo en que lo menos importante para el supremo gobierno es la crisis que vive la república. Cada uno de los ministros del Poder Judicial gana alrededor de 600 mil pesos mensuales sólo de sueldo, los dipus andan sobre los 300 mil y en el Ejecutivo federal ni para qué contar porque ahí se sirven con una cuchara especial. ¿Acaso sabemos cuánto ganan en realidad los secretarios de estado?.
SUCEDE QUE
Dícese que Carlos Romero Deschamps se encuentra en extremo delicado de salud aun así hay orden superior de reelegirlo como “líder” del sindicato petrolero. Las últimas noticias son en verdad alarmantes aunque sus enemigos opinan que los pendientes tendrá que pagarlos en este mundo.
Y hasta la próxima.
