Unos días antes de la elección de junio, en la Ciudad de México se reunieron Eugenio Hernández Flores y uno de los ex aspirantes a la candidatura priísta en Tamaulipas.
La intención: urdir un plan de emergencia para rescatar la campaña de Baltazar Hinojosa que para esas alturas ya hacía agua por todas partes.
A raíz de ese encuentro se pusieron a disposición del candidato recursos económicos, materiales y humanos. Lo importante era sumar esfuerzos, porque si en algo coincidían es que más allá de la fría relación que ambos mantenían con Baltazar Hinojosa, a ninguno convenía la llegada del panismo al poder.
El desenlace es muy conocido. La ayuda no fue bien recibida, y ahora se sabe que quizás tampoco hubiera sido suficiente para revertir un resultado dictado por la voluntad popular.
A Eugenio, que había acompañado al candidato al arranque de su campaña, y a Egidio Torre Cantú, el gobernador en el poder, les dolió el famoso deslinde que pronunció Baltazar en Tampico.
Sincero o no, representó un punto de quiebre en la carrera política del matamorense que ayer decidió no asistir al último informe de gobierno de Egidio Torre Cantú, que representaba ni más ni menos que su despedida del poder.
Eugenio en cambio, reapareció en público después de aquellas breves incursiones en la batalla del verano, que le valieron una nueva ola de críticas en las redes sociales y medios de comunicación.
La postal de ayer es muy ilustrativa: Egidio y Eugenio se acompañan en el ocaso del sexenio. Baltazar en cambio, está políticamente solo porque así lo decidió como una medida desesperada para venir de atrás y ganar la gubernatura. Lo único que consiguió fue el aislamiento.
¿Cuál será la suerte de Eugenio Hernández en la nueva realidad política de Tamaulipas?
Es difícil saberlo, pero su empuje para evitar la victoria de Cabeza de Vaca sugiere que no espera precisamente una luna de miel.
El gobernador electo por su parte no asistió al informe porque tenía agenda en Estados Unidos. Pero en el fondo hay también una razón política: la transición ha sido tersa, pero tampoco hace falta incurrir en excesos que lo hagan perder puntos -prematuramente- entre quienes lo llevaron a la gubernatura.
En todo caso, la de ayer era una cita de Egidio Torre Cantú con los suyos. Ya el fin de semana comenzará una inédita era política en el estado. El viernes el gobernador electo anunciará al equipo que lo acompañará en el primer gobierno de la alternancia, y el sábado tendrá su propia fiesta. Igual que ayer, valdrá la pena echar un vistazo a la lista de los presentes y claro, los ausentes.
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