Cada alcalde que concluye su período constitucional tiene la obligación de dejar para consulta, investigación y reseña histórica los detalles administrativos del ayuntamiento que manejó durante los tres años de gobierno que le tocó dirigir los destinos políticos, civiles y económicos del pueblo de su nacencia o residencia, no tanto para ser revisados para investigación sino más bien porque son y representan la historia del pueblo.
Desafortunadamente no es así pues algunos ediles en complicidad con el secretario, síndico y tesorero municipales tienen por costumbre saquear los archivos, desaparecer documentación comprometedora e incluso llevarse para su casa parte de los informes que rindieron cada año a la ciudadanía dizque con el propósito de conservar una evidencia de su paso por el poder público del pueblo que gobernó.
En fin es una historia que se repite cada tres años, por ejemplo en Llera hubo un presidente municipal que mandó quemar todo el archivo del ayuntamiento con el propósito de no dejar huella de sus malos manejos, otro sepultó la papelería oficial e incluso en la época moderna los hubo de aquellos que ni las claves de las computadoras dejaron para evitar que las nuevas autoridades pudieran tener acceso a la información.
En este último caso, según logramos enterarnos, se tuvo necesidad de solicitar la intervención del gobernador o contralor del Estado para vida de que se entregaran las llaves de las oficinas y claves computables.
En fin, a lo que quiero llegar es que cada administración pública que sale hace lo mismo pero sin embargo cuando llega hasta se molesta porque no encuentra documentación alguna, ni dinero en caja o cuando mucho un irrisorio capital en el banco al grado que ahí andan recorriendo como judíos errantes desde la Secretaría de Finanzas a la Secretaría General de Gobierno incluyendo la Oficina del Gobernador, buscando que les adelanten las aportaciones de todo un mes para poder salir adelante con los gastos pues argumentan que el que “se fue” se llevó todo, incluyendo el perico, las escobas, trapeadores, aires acondicionados, televisores, papel sanitario, cafeteras, camionetas y hasta el sillón del jefe, de aquí el por qué el pueblo con su ingenioso y tradicional modo de decir las
cosas asegura que el último año de gobierno de un alcalde o un gobernador es el Año de Hidalgo por aquello de “chingue su madre el que deje algo”.
Total así es, ha ido y seguirá siendo por los siglos de los siglos, amén.
¿Por qué?
Pues aunque no lo crean pero el saqueo dentro del aparato gubernamental se ha hecho costumbre y como estas se hacen leyes pues ya no extraña que lo hagan, es más si no lo haces el pueblo te acusaa hasta de pendejo.
Diría don Teofilito “Tú me acostumbraste”
Lo que trae a mi recuerdo aquel viejo bolero que compuso un hombre que había sido heterosexual y se la dedicó a otro hombre del cual se enamoró, hombre que según dicen las crónicas de esos años, después lo abandonó.
El autor fue el cubano Frank Domínguez y la compuso en 1957 cuando vivía en Mérida, Yucatán, teniendo varios intérpretes, entre éstos, Los Tres Ases, Olga Guillot, Chavela Vargas, María Dolores Pradera, Pedro Vargas, Cayetano Veloso, Dominico Modugno, Tom Jones, Mina, Gal Costa, María Bethania, Lola Flores, Los Sabandeños, Bambino, Luis Miguel, Sara Montiel, los Gipsy Kings, Chucho Valdés, Andrea Bocelli y Lucho Gatica.
Murió el 29 de octubre del 2014 a la edad de 87 años.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE.
