Ya no habrá otro domingo para el PRI en palacio de gobierno. No, al menos en seis años, aunque podrían ser más. La cuenta regresiva de una mudanza anunciada, se ha puesto en marcha. Podríamos decir que, el periodo político por concluir, ha sido un sexenio atípico, en todos los sentidos.
Empezando porque, el candidato fue uno, y el gobernador otro muy diferente.
Otro rasgo de la broma macabra, que nos jugó la historia: el candidato primigenio del PRI en el 2010, Rodolfo Torre Cantú, sigue archivado en la lista de los expedientes abiertos de la criminalidad, lo cual es una prueba de la impunidad tamaulipeca, y de sus áridos paisajes sociales, donde la justicia se parece a esa nube negra que transita por el cielo de los llanos rulfianos, y sólo acierta a lanzarnos una gota gorda, como escupitajo tragado por la tierra.
“De que se van, se van”, fue la sentencia lanzada por el panismo cabecista en las redes sociales, allá por los primeros meses de éste año. A partir de éste sábado primero de octubre, el presente empieza a ser pasado, con todo y los buenos o malos olores, habidos y por haber. Tamaulipas arriba a la alternancia política, nos gobernará un partido diferente al de la tradición que abarcó por lo menos cuatro o cinco generaciones ciudadanas.
Por primera vez, el periodismo en Tamaulipas, se enfrenta a la tarea de diseccionar lo que ha quedado inerte, y de observar los primeros pasos de lo que ahora se mueve vigoroso en el tablero de nuestro estado. El análisis debe de aplicarse con especial rigor, en los escenarios de la sociedad, la política y de su aplicación administrativa, o sea la economía. En lo ciudadano, CV trae un colchón enorme. Pero no debe desgastarlo.
En lo político, Francisco García Cabeza de Vaca, no llega confrontado con el sexenio en turno. Al menos esas son las señales que percibimos como sociedad.
Hasta este momento, parece haber entre ambos, un acuerdo no escrito, cuyas clausulas centrales, estipulan una transición tersa, y sin los crudos enfrentamientos, propios de entidades, como el Veracruz de Duarte y de Yunes.
Por lo tanto, el citado tema, pareciera allanado. No asoman ánimos de pelea. Los que se van y los que llegan, parecen estar conformes, con lo que entregan y lo que reciben. Le repito, nos guiamos por las apariencias. Estas últimas, no siempre son sinceras.
Como usted bien sabe, el poder camina sobre dos rieles, y basta con que uno tenga problemas de salud, para que el otro se contagie. En este caso, donde han surgido algunos rumores o versiones que posteriormente son silenciadas, es en el terreno de la administración, en el manejo del dinero público pues. La inquieta y tentadora economía.
Cuánto le deja Egidio a Cabeza de Vaca, en dinero constante y sonante, en las arcas públicas del estado? ¿De qué tamaño es la deuda con bancos o proveedores? ¿Financieramente hablando, como ingresa Tamaulipas a la alternancia? Estas son preguntas relevantes, que en su momento, se habrán de responder, a la luz de una filosofía que no admite especulaciones: el dinero no tiene amigos, solo intereses. Y otra que advierte: cuentas claras, amistades largas.
Si el lenguaje de las finanzas no encuentra correspondencia, con la tersura y la diplomacia de la política, pudiese haber problemas. Por ese mínimo detalle, podría alterarse el cambio tamaulipeco. Fuera de ahí, la aeronave de la alternancia, parece aproximarse a un aterrizaje perfecto.
Yukones y titanes, las nuevas naves del asfalto sexenal
La nueva clase política del PAN, ya se mueve en la capital del estado. Sus vehículos preferidos, en materia de logística de traslado, son las poderosas camionetas Yukón y las Titán. Uno de los personajes claves que mueve el tinglado, es el súper asesor Cuitláhuac Bardán, hombre delgado de lentes, de apariencia ascética, que opera con toda la confianza y el power de su jefe y amigo, Francisco García Cabeza de Vaca.
Como una especie de guerrillero neuronal, el comandante de la alternancia, primero quiere dejar bien establecida la revolución cabecista en Tamaulipas.
Y posteriormente, al estilo del “Che” Guevara, en su versión blanquiazul, volaría hacia nuevos horizontes que requieren su presencia. El edomex peñista, podría ser su próximo punto de operaciones.
A propósito, el ya virtual gobernador, acaba de asistir a Quintana Roo, a la toma de posesión de su homólogo panista Carlos Joaquín González. Ambos aparecen con la algodonada guayabera blanca del sureste. En otra gráfica, Cabeza figura en un grupo de apoyo al senador coahuilense Luis Fernando Salazar Fernández, uno de los aspirantes panistas, que buscan la alternancia en el hasta ahora, coto exclusivo de la familia Moreira. Por cierto, en esta foto que le comento, CV acompaña a su amigo Roberto Gil Zuarth, pero ahí no figura Ricardo Anaya.