* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016
Tras “el halconazo” del 10 de junio-71 que agregara desprestigio y condena popular al régimen tricolor de entonces, el presidente Echeverría se reunió con Alfonso Martínez Domínguez a efecto de solicitarle su retiro del cargo de Regente del DF que ostentaba. El propio AMD lo declaró años después más o menos de esta manera: “Luis me vio fijamente con esa mirada penetrante y temida, al tiempo que decía: ve y platica con la familia, diles que vas a servir a tu amigo el presidente y por lo tanto tienes que renunciar… ya vendrán días mejores. Luego me dio un fuerte abrazo diciéndome al oído: tómate unas discretas vacaciones”.
Por supuesto dicha renuncia se produjo de inmediato y el escribidor tiene entendido que las vacaciones también.
La opinión pública comprendió que el funcionario había sido sacrificado y también satanizado como presunto responsable de los hechos que produjeron innumerables víctimas debido a la represión de las fuerzas del gobierno contra estudiantes, en los alrededores de la escuela Nacional de Maestros y de las instalaciones del
IPN en el Casco de santo Tomás.
En circunstancias diferentes podríamos suponer que al actual gobernador de Veracruz, el sistema tricolor también lo va a sacrificar con todo y que Javier Duarte está considerado como uno de los más cercanos a Peña Nieto y por lo mismo estaría obligado a servir a su amigo el Presidente, como en los setentas lo hiciera Martínez Domínguez con Echeverría. Podría ser “un acuerdo entre cuates” en el desesperado intento por detener las críticas y el enjuiciamiento público de que es objeto el supremo gobierno por todas las fallas, errores, corruptelas, sospechas y todo, todo, todo lo filtrado a los medios de comunicación que ha servido para alimentar y multiplicar la indignación nacional.
El lenguaje profano asegura que en el caso de Duarte y algunos más, “el PRI y su gobierno sólo tratan de tapar el ojo al macho”, lo cual equivale a un acto de
simulación que poco ayudará toda vez que el problema es más profundo y abarca muchos actores a lo largo y ancho del país. Y ni modo que sea invento cuando casi a diario resultan novedades que evidencian al sistema tricolor como uno de los más dudosos y antinacionalistas de que se tenga memoria. En este sentido pareciera que no encuentran salida al laberinto que fabricara su propia ineptitud.
El asunto es que van sobre Javier Duarte y los mexicas como que presienten que existe la intención de desviar una vez la atención sobre problemas que en verdad afectan a la república. Tratase de encapsular la crisis en un estado como si no supiéramos que la descomposición es nacional con raras excepciones que sólo confirman la regla.
Este lunes por la tarde el CEN tricolor amenazaba retirar los derechos partidistas a Duarte lo cual debió suceder ante el desinterés del resto de los mexicas a quienes nada importa lo que el PRI haga con un militante de la calidad moral de dicho individuo. Lo que realmente interesa es que la justicia se aplique en forma tal que sirva de escarmiento a quienes utilizan los cargos públicos en sentido contrario a su obligación de servir a la sociedad con honradez y responsabilidad.
En la mira se encuentra otro Duarte, César, gobernador de Chihuahua y el ex de Quintana Roo, Roberto Borge. Desde luego no es suficiente porque es parte del mismo show con el cual se pretende engañar a la opinión pública.
Usted dirá que “algo es algo” y tiene razón si consideramos que hace unas semanas el supremo gobierno negaba mancha alguna en su “albo” plumaje, pero las cosas cambiaron, ahora no tiene escapatoria y si en algo aprecia el valor del poder tendrá que ir a fondo, de lo contrario no se requiere mucha imaginación para asegurar que desde ahora el PRI estará ¡out! en las elecciones del 018. ¡Ah bruto!.
¿Quién apuesta al Pri?
Está científicamente comprobado que en Tamaulipas los priistas no estaban preparados para perder. (“Y en ocasiones ni pa’ ganar”, como dijo aquel). Aunque lo “más pior” es que no aprenden de la experiencia de junio cuando de forma increíble algunos militantes insisten en disputarse los despojos de dicho partido.
Señoras, señores ¿por qué no entendéis que en este momento lo que importa es la unidad?. Pareciera que aun no toman conciencia de que en menos de una semana el PRI estará convertido en oposición lo cual significa que ya-no-será-gobierno y por lo tanto tendrá que sufrir las consecuencias cooperando y aflojando el cuerpecito, por decir lo menos. (Dicho sea sin ganas de ofender).
De manera que el PRI llega dividido a su situación de opositor cuando lo urgente es integrar un frente que presente batalla en las nuevas circunstancias, sin embargo, todo indica que no hay capacidad para unificar criterios en torno al nuevo dirigente. Sea que tampoco inteligencia para organizar la estrategia que permita sobrevivir al partido no sólo el sexenio que se avecina sino al futuro que se observa borrascoso, dificultoso y hasta comatoso. Esto último por aquello de que el tricolor parece haber ingresado a una situación de coma inducido u obligado, que no es lo mismo pero es igual.
Y hasta la próxima.




