Cuando termine este día, habrá culminado el dominio priista en Tamaulipas de 86 años en el poder estatal, el PRI local que deja el mando, es el mismo de los años 50’s, los 80’s, el del 2000 cuando a nivel federal el PAN lo echó de Los Pinos y que por estas tierras se aferró 16 años más, pero hoy, como lo vaticinaba en su campaña el gobernador entrante Francisco Javier García Cabeza de Vaca: de que se van se van.
Así es mis queridos boes, no importa la filia política de cada uno de los tamaulipecos, todos entramos en una nueva era, la de la alternancia, gobernados por el blanquiazul que desde hoy domina el Congreso local, que encabeza la mayor parte de los municipios, los más grandes y que llegó al poder con una votación histórica, casi 750 mil votos para Cabeza de Vaca, nunca obtenidos por un candidato a gobernador.
Los de azul llegan al poder, en el peor momento de nuestra historia colectiva postrevolucionaria, gobernarán un estado que es referente en el país cuando se habla de inseguridad, de ejecuciones masivas, de balaceras, de tráfico de migrantes, extorsiones, de pueblos fantasmas por temor a la violencia, del autoexilio de quienes con poder económico han podido ponerse a salvo y escapar de la zozobra que como pelota de ping pong recorre al estado.
Encontrarán, ya lo saben, a 3.5 millones de habitantes que en su inmensa mayoría han, hemos, sido de alguna forma víctimas de la inseguridad que recrudeció en los últimos dos sexenios y que nos cambio el estilo de vida a todos.
Los tamaulipecos que gobernará Cabeza de Vaca, estamos hartos de vivir con la incertidumbre cada que se ‘calienta’ la ciudad en que habitamos, de autoimponernos el toque de queda en esos días aciagos, de decretar como zonas prohibidas a calles, barrios y ciudades enteras que domina el otro
poder, ante la indiferencia de los poderes legalmente instituidos.
Los pianistas que hoy a la media noche asumen las riendas de Tamaulipas, no tendrán tiempo de festejar, de acomodarse en el abollonado de sus sillones en las grandes oficinas que desde hoy ocuparán, no hay tiempo, hay muchas urgencias que ni siquiera hay horas suficientes para evaluar lo que les dejan sin comenzar a atender lo más urgente: la necesidad del pueblo a ser escuchado, atendido, a veces consulado, pero sobre todo a ser informado de lo que pasa, sin maquillajes, a tiempo y por todas las vías.
No hay tiempo para la fiesta, pero tampoco hay dinero, lo qué hay es una enorme deuda pública que según datos oficiales es de al menos 13 mil millones de pesos, pero que los que saben advierten que al rascarle a los pendientes podría arañar los 20 mil millones de pesos.
El reto es mayúsculo, porque los tamaulipecos que el 5 de junio echaron al PRI del poder y a su candidato Baltazar Hinojosa, esperan que el estado
acelere de una vez el paso de tortuga que nos ha caracterizado cuando se habla de desarrollo.
La mayoría sueña con pronto no sentir más envidia y tristeza cuando cruza las fronteras hacia Nuevo León y San Luis y respirar el olor a desarrollo que desprenden las grandes obras, imponentes bulevares, carreteras, amplias zonas industriales, enormes edificios de la iniciativa privada y peor cuando se atreven a pasar del lado texano, porque a los dos pasos nos echa en cara nuestro origen tercermundista.
No habrá dinero para convertir ese sueño en realidad, no pronto, pero lo menos que esperamos los que amamos esta tierra es que se haga el mayor de los esfuerzos, que se sienten las bases para que en el futuro próximo emparejemos a nuestros vecinos y aprovechemos para el beneficio común las grandes riquezas naturales y la envidiable posición geográfica de la que ellos carecen y que nosotros solo hemos contemplado sin sacarles todo el provecho.
No va a ser sencillo porque a nivel nacional el panorama no es tampoco el mejor: los panistas que nos gobernarán llegan cuando el fantasma de la recesión se asoma al país, cuando el precio del dólar y del petróleo tienen maltrecha a nuestra economía y los recortes presupuestales serán un tema recurrente.
Pero también llegan con un gran respaldo ciudadano, las urnas hablaron a su favor y con amplio margen sobre los que ya se van, por lo que ese bono les permitirá tomar medidas que podrían no ser las más populares, pero si eficaces.
Ellos saben que no tendrán pretextos para gobernar bien al estado, no tendrán problemas para modificar las leyes que sean necesarias, porque en el Congreso que ya comanda el diputado Carlos García tienen la mayoría necesaria.
En síntesis, de Cabeza de Vaca y su equipo que hoy es presentado a la sociedad de todo el estado en Tampico, dependerá que Tamaulipas deje el vergonzoso podio que nos señala en el país como primeros en secuestro, en el top ten de ejecuciones, en los primeros de robo de automóviles y epicentro de las extorsiones vía telefónica desde los penales locales para todo el país, de su éxito depende el éxito de todos, de su éxito depende que el electorado los confirme en dos años, que los ratifique en seis años.
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