En nuestra ciudad existen pocos ejemplos de arte público y arte urbano, dos constantes de la vida cultural de la ciudades. En realidad nuestra ciudad carece de obras de escultura relevantes . Los ejemplos se reducen a reproducciones del siglo XIX y algunos de principios de siglo XX.
Tal vez la escultura de Pedro José Méndez (a quien le robaron su espada original) y la escultórica de La Plaza de los Héroes se salve.
Esta última, jóvenes Atilas las lastimaron al amparo de la ceguera oficial. Ya que sabiendas de que fueron destruidas por bizarros Juniors mozalbetes poco se hizo.
La noche del sábado, al amparo de la tinieblas, salvajes destructores de propuestas de arte urbano, botaron la escultura del joven Juan Cassiro, ubicada en la esquina a un costado de mi taller, la arrancaron de su base y lanzaron (Matamoros 16) a la calle. Se trata de la escultura «La Bicicleta del Escritor».
Instalación urbana. Lastima y da mucho coraje que los idiotas destruyan propuestas visuales de motivación estética. La Ciudad de México, Guadalajara, Tampico, Monterrey, Nueva York, Buenos Aires y París, entre muchas otras contienen un arte urbano saludable e inquietante. ¿Por qué aquí no podemos lograrlo?
Pero no podrán con nosotros que deseamos embellecer nuestra ciudad.