La agenda del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, se impone poco a poco en la población. El tema principal, el que le interesa colocar en los medios, es el tráfico de bienes entre los exgobernadores tamaulipecos y la clase empresarial de Victoria. Con ese tópico intenta sobrellevar la información de las balaceras y la violencia.
El ‘desvió’ de terrenos y bienes del patrimonio estatal no es un tema nuevo. Ahora, algunos periodistas comienzan a destapar mediante investigaciones, con pruebas en papel y datos duros, el verdadero negocio que operó los pasados 18 años en Tamaulipas. Detrás de los reportajes, viene el gobierno cabecista buscando los documentos que comprueben los delitos que podrían responsabilizar de tráfico de influencias y peculado a políticos y empresarios.
De acuerdo a la investigación de Ángel García publicada el lunes en Expreso, el primer personaje que saltaría a la vitrina de acusados sería el
constructor Pedro Luis Valdez. La estrategia del victorense tuvo tres etapas: primero, se coló al puesto de comisario del ejido Guadalupe Victoria; segundo, durante 4 años ofreció dinero a los ejidatarios hasta adquirir 210 hectáreas a 18 mil pesos cada una; tercero, como por obra de la magia, los poderes legislativo y ejecutivo aprobaron la Ley de Urbanización que permitió el cambio de uso de suelo.
El gobernador Eugenio envió la iniciativa de la Ley para el Desarrollo Urbano al Congreso el 18 de enero. Trece días después fue aprobada y se emitió el decreto.
En la LIX Legislatura había una aplastante mayoría priista; 17 legisladores estaban a la orden del gobernador Eugenio Hernández Flores. En la bancada priista había personajes de renombre como José Rábago Castillo, Carlos Montiel Saeb, Narciso Villaseñor, Amira Gómez, Everardo Villarreal, Guadalupe Flores, Rodolfo Torre, Ramón Garza Barrios y Mario Leal; este último nombrado flamante funcionario de educación. La maniobra legislativa, llamada fast track, para beneficiar a Valdez le tocó concretarla a José Eugenio Benavides, José de la Torre Valenzuela y Alejandro Ceniceros
A grosso modo, la norma dejaba en manos de la Secretaría de Medio Ambiente y los ayuntamientos la urbanización de tierras ejidales.
En el ayuntamiento de Victoria, el alcalde Miguel González Salum, palomeó rápidamente el plan de ordenamiento territorial nombrado Pajaritos. Ya con el soporte legal, el gobierno de Tamaulipas simuló una donación de terreno para construir el Hospital de Alta Especialidad de Victoria. Empero, como documentó Ángel García, no hay papel de la cesión del predio ubicado justo a un costado de los terrenos de Pedro Luis Valdez.
Con el hospital concluido, el valor de los terrenos aumentó en un estimado de 30 por ciento. El empresario planeó edificar una serie de clínicas alrededor del nosocomio público, pero los tiempos violentos influyeron para que decidiera construir fraccionamientos. El negocio era seguro; las rebanadas del pastel ya estaban repartidas. En 2016, cada hectárea ya con viviendas cuesta 16 millones de pesos.
Este es uno de los casos que tendrá que documentar y justificar legalmente el equipo del gobernador. Por lo pronto, Francisco García en entrevista con la periodista Carmen Aristegui enfatizó que ya tienen indicios que involucran a funcionarios priistas. “Con recursos públicos se han comprado terrenos para programas de vivienda y turísticos que no aparecen o se encuentran en manos de particulares. Tenemos que investigar y recuperar estas propiedades que son patrimonio de los tamaulipecos”.
Ayer se reveló que en 2008, el gobierno del estado compró 7.5 hectáreas a la familia Pérez Cantú, parientes familiares de Egidio. El costo fue de 765 mil pesos por unidad; dicha superficie se utilizó para la construcción del complejo Bicentenario. Sin embargo, en ese mismo tiempo el constructor priista Pedro Luis Valdez adquirió 210 hectáreas a 18 mil pesos, cada una. Salta la diferencia en el precio de la tierra en el mismo año y casi con las condiciones de desarrollo urbano similares.
El tema está en el aire y poco a poco se documentarán más casos.
Los guardias de cultura
El miércoles, el director del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), Luis Sottil, ya se presentó en su oficina para firmar el acta de entrega-recepción. La presencia del pintor fue notoria porque la sede estuvo vigilada por guardias de seguridad. ¿A qué le temerá el señor Sottil? ¿Tendrá miedo de que los artistas y promotores afines al PRI intenten tomar los espacios que se saboreaban desde marzo?
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