Casi cuatro meses atrás, me permití aventurar en este espacio lo que ahora es un hecho: el auténtico surgimiento en Tamaulipas –antes había sido sólo un fantasma– del partido Movimiento de Regeneración Nacional, para muchos conocido simplemente como MORENA.
¿Futuro “moreno”? se tituló aquella colaboración.
En esa ocasión, puse sobre la mesa una estrategia incipiente de reclutamiento en el Estado de la agrupación capitaneada nacionalmente por Andrés Manuel López Obrador, iniciada en la frontera con cabilderos movidos desde el centro del país, que estaban atrayendo principalmente a priístas y en menor medida a panistas resentidos, por lo que consideraban abandono de sus establos originales y por el alejamiento de sus respectivas dirigencias. Y ya está sucediendo.
En este escenario ¿Es tan importante la renuncia al Revolucionario Institucional del derrotado aspirante a diputado local Eduardo Gattas y su posterior incorporación a MORENA, como para inquietar a las dos fuerzas partidistas mayoritarias en la Entidad?
No. de ninguna manera. Gattas es una pieza de tercer nivel –o menos aún– que apenas figura en el entarimado político tamaulipeco, pero su salida del tricolor le sirve a la causa de Andrés Manuel para mantenerse al alcance de los reflectores y por lo tanto para tener presencia mediática, un tema del que sabe mucho el tabasqueño, quien desde antes de la campaña electoral reciente ha mantenido contacto directo y frecuente con sus personeros locales.
Así, Gattas parece ser sólo un peldaño en el que pisarán las figuras priístas de mayor rango, que en lo que resta del año y por supuesto durante el 2017 dejarán atrás esos colores para colocarse el yugo moreno. Y no descarte que también lo hagan personajes del pasado azul tamaulipeco que se sienten menospreciados por la nueva generación del poder panista. Uno de ellos, un ex candidato a la gubernatura que exige –no se lo han dado– un trato privilegiado por lo que él llama “aportación histórica” a Acción Nacional.
Para afianzar este proyecto y de acuerdo a sus impulsores, López Obrador aparecerá en los próximos meses en esta geografía en forma mucho más frecuente. A diferencia de ocasiones anteriores en que ha visitado a esta patria chica con una etiqueta de perdedor frustrado, ahora lo hará con un halo de sólido aspirante a la Presidencia de la República, derivado de su crecimiento ante la encarnizada guerra de lodo que protagonizan tricolores y azules, en la cual el único ganador hasta ahora es “El Peje”.
Es un avance que hasta el anterior dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, reconoció con la frase que marcó un parteaguas con su partido:
“No sería una mala noticia que López Obrador ganara la Presidencia…”
Grata revolución
No sé si conserva el nombre oficial de Subsecretaría de Innovación y Tecnologías, pero en los hechos parece que los actuales responsables de esa área del Gobierno del Estado están decididos a hacer un buen trabajo.
Aunque no se ha dado a conocer formalmente, esta dependencia tiene entre sus proyectos una revolución cibernética en los formatos publicitarios en los cuales la administración estatal planea descansar sus mensajes masivos –al margen de los medios tradicionales– en lo relativo a la difusión de programas y acciones, dentro de las opciones que ofrece la comunicación alternativa.
Dentro de poco, si prospera este proyecto, los anuncios gubernamentales contarían con la sofisticada tecnología de Google, que permite en los anuncios públicos avances impresionantes como la lectura de los ojos del receptor para determinar el nivel de impacto del mensaje e inclusive si la impresión es positiva o negativa. Desde luego, en los casos en que la cercanía lo permita.
Me complacen este tipo de giros del nuevo gobierno. Demuestran que el cambio anunciado no es sólo para el presente, sino también para el
futuro.
Twitter: @LABERINTOS_HOY