A diferencia del PAN y el PRD, que, como todos los partidos políticos, están acostumbrados a disputar en las urnas los cargos del gobierno y a solventar los gastos de operación con los recursos provenientes de las prerrogativas económicas a que por ley tienen derecho, en el PRI los jerarcas no saben qué hacer cuando no tienen acceso al presupuesto oficial ni a la línea de las cúpulas.
De ahí el gran temor que deben de tener ahora los estrategas y operadores del tricolor de perder la presidencia de la República y varias de las gubernaturas que estarán en juego en el proceso electoral del 2018, ya que, si eso ocurriera, además de quedarse sin dinero, tampoco tendrían quien los reagrupara ni les señalara el camino a seguir para recuperar los espacio perdidos.
La experiencia histórica demuestra que el Revolucionario Institucional es un partido político de gobierno y cuando éste se pierde, el instituto se desdibuja.
Si a alguien le interesa comprobar si esto es verdad o mentira, dése una vuelta por cada una de las oficinas de los comités municipales del partido del Estado para que verifique personalmente qué tanto de cierto tiene la aseveración.
En contraste con las organizaciones adversarias, el PRI no nació para disputar el gobierno, sino que fue creado desde el poder gubernamental para darle continuidad al proyecto de la Revolución Mexicana.
Bajo esas circunstancias, como coinciden la mayoría de los politólogos, si el ex invencible sufre otra debacle como la de hace cuatro meses en las contiendas políticas que están a la vista, podría verse en serios aprietos, incluso para subsistir.
Durante los dos sexenios en que el PAN gobernó el país, del 2000 al 2012, lo consiguió gracias a que conservó la mayoría de las gubernaturas, congresos locales y alcaldías, ahora, en cambio, sólo conserva la mitad de esas posiciones y sus fuentes de ingresos se redujeron también al cincuenta por ciento.
Como consecuencia de la apertura política, el ex partido oficial ha ido perdiendo gradualmente el poder. Antes de 1989, gobernaba las 32 entidades federativas, pero ese año perdió o cedió al PAN la gubernatura de Baja California, en 1997 perdió por primera vez la mayoría en la cámara de diputados federal y en el 2000 de la de senadores y la presidencia de la República.
En estos momentos sólo gobierna 16 Estados, el de Chiapas en alianza con el Verde Ecologista y el PANAL.
Es cierto que la jornada electoral del 2012 recuperó la mayoría legislativa, sin embargo, después de la debacle del pasado 5 de junio, las circunstancias resultaron tan adversas para la aún principal fuerza política de México, que en una sola elección la oposición le arrebató siete entidades, entre ellas las que siempre había gobernado, como Veracruz y Tamaulipas.
La causa, el rechazo generalizado al PRI y a los gobernantes priístas, municipales, estatales y federal, originado, entre otras razones, por la escandalosa corrupción e impunidad, el principal motivo del descontento social, después del grave problema de la inseguridad pública, solapada desde el poder.
Y como resulta muy difícil que estas circunstancias cambien en el un año y 8 meses que faltan para la sucesión presidencial, las posibilidades de que los priístas pierdan otra vez la presidencia y varias de las gubernaturas, siguen siendo muy elevadas, por más que el dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza, trata desesperadamente de demostrar que el partido no apoyará más a políticos corruptos, caso concreto de Javier Duarte de Ochoa.
A propósito, quién sería el que le recomendó al ahora ex gobernador de Veracruz pedir licencia al cargo, a sabiendas de que a partir de la separación, automáticamente perdería el fuero constitucional y quedaría en el desamparo total a merced de la justicia. ¿O sería acaso que el agobiado mandatario prefirió, como aconseja el dicho popular, que al mal paso hay que darle prisa?
En asuntos de otra índole, no obstante lo que se comenta entre los allegados a la Comapa de Tampico de que el ex jefe de prensa del ayuntamiento de Madero, Hugo Medellín Brown, había sido invitado por el Gerente General Adolfo Cabal Ruiz para hacerse cargo de la Dirección de Comunicación Social de la Potabilizadora, el comunicador nos aseguró ayer que la versión es completamente falsa.