TAMPICO, Tamaulipas.- Las lágrimas mojaban el rostro de Patricia Rodríguez mientras al pie de la tumba de su padre Javier Rodríguez le
cantaba.
«Un puño de tierra», » Amor eterno», «Viejo mi querido viejo» son las tres canciones que entonó con ese nudo en la garganta acompañada de uno de los tríos que ofrecen su servicio en el cementerio de Tampico.
«Llegué y le puse sus cigarros, y de volada se los fumó» relata Patricia al tiempo que explica que prendió los cigarros y dejó que se consumieran.
«También le traje su café y avena y mire: si se los tomó» dice la mujer que está sola esperando a sus otros familiares.
Sobre la lápida está un plato con medio tamal, mucha salsa y frijoles. Hay dulces, cacahuates, semillas y natillas. «Esas (natillas) le gustaban mucho» dice.
