La mejor defensa, es el ataque.
Es una frase usual en la guerra, pero aplicable en todos los ámbitos, especialmente en el político, como se refleja en un pasaje cercano en tiempos y escenarios. Lo referiré si me permite, con una disculpa por mi desapego a la historia estricta.
Casi en el amanecer del sexenio de Egidio Torre Cantú, un inesperado suceso complicó el ya de por sí tormentoso inicio de esa administración.
En plena plaza de armas frente a la entrada por la cual usualmente ingresan los gobernadores al Palacio, una manta le esperaba a Egidio una mañana, en donde se plasmaba una protesta de uno de los grupos sindicales más importantes, si no es que el más importante, del Estado: el del magisterio.
El propio Secretario General, Arnulfo Rodríguez Treviño, estaba al frente de quienes reclamaban un trato justo y respeto a sus derechos, después de haber recibido del mandatario descortesías lindantes en el desprecio. Contra la pared, Torre cedió en la oscuridad de acuerdos de oficina y los maestros ganaron ese asalto, para revalidar la regla citada en el principio de este espacio.
¿Por qué recordar esas circunstancias?
Tal vez sea sólo una coincidencia, pero algo similar acaba de suceder en Reynosa, donde es versión pública que el dirigente de la CTM y ex baluarte priísta, Reynaldo Garza Elizondo, está en la mira para ser depuesto.
El caso es que el líder obrero también parece haber hecho suya esa frase bélica y acaba de amenazar con parar los trabajos –a través de un amago de huelga– en una obra del gobierno del Estado, la Ampliación de la Ribereña. Todo apunta, de acuerdo a los analistas locales, a un intento de mensaje.
Hasta donde pueda tener piso la posibilidad de un símil con el caso magisterial de seis años atrás está por verse; pero también Garza Elizondo, si en verdad intenta algo parecido, primero debería valorar que su influencia, bastante demeritada ya, apenas le alcanza para esa ciudad.
En otras palabras, mientras que en el SNTE tamaulipeco el cabecilla de aquel exitoso movimiento fue el propio líder oficial en el Estado, en el caso de la CTM reynosense está en chino o en marciano, porque el Secretario General de la FTT –Federación de Trabajadores de Tamaulipas– Edmundo García Román,
no tiene fuerza política ni para firmar un desplegado y suele doblar las manos en cuanto ve una caja fuerte abierta.
Como dice el actor Clint Eastwood en su famosa serie de películas sobre Harry “El Sucio”:
“El hombre debe conocer sus posibilidades…”
Un Juego Perverso
El impuesto sobre la tenencia vehicular se ha convertido en Tamaulipas en un símil del jueguecillo del Chavo del Ocho, cuando sus amigos le pedían que les diera algo que tenía en sus manos.
“¡Sí te lo doy!”… decía el Chavo y volvía a esconder lo que le requerían. La frase la repetía hasta que exasperados lo mandaban al cuerno y él muy compungido se iba a si barril lamentándose con otra frase: “Es que no me tienen paciencia…”
Lo anterior retrata con meridiana claridad el cotilleo que se traen los diputados locales desde hace cinco o seis legislaturas, incluida la actual, en donde un representante de la fracción panista, la mayoría en ese cuerpo colegiado, aseguró al iniciar sus actividades que ya estaba en estudio la derogación del malhadado gravamen.
Y ahora su líder, Carlos Alberto García, esconde como El Chavo, el preciado regalo con la frase “esa postura es imprecisa”. Cualquier parecido con el “Sí te lo doy” del personaje televisivo no es coincidencia, es real.
Ojalá que un día cumplan esa promesa. Para beneficio de muchos hogares y también para que los diputados no se vayan a meter llorosos a su curul gimoteando:
“Es que no nos tienen paciencia…”
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