Para aquellos que creían en Santa Claus, y pensaban que en el 2017 no pagarían tenencia, resulta que, el viejo barrigón de la barba blanca, no usa automóvil, sino trineo volador. Por lo tanto, el impuesto que grava la propiedad de unidades automotrices, va derecho y será puntualmente requerido a la ciudadanía, apenas iniciando el mes de enero. No hay nadie, absolutamente nadie que pueda evitarlo, o tan siquiera protestar.
Los que podrían haberlo hecho, son los diputados priístas, y a esos, como a sus homólogos del PAN, les está yendo muy bien, en su burbuja legislativa de la alternancia: los angelitos recibirán 36 mil 500 pesos de aguinaldo. Todo eso, muy aparte de su sagrado salario de 80 mil pesos.
En la pasada legislatura ganaban 74 mil, 259 pesos. A lo anterior agréguele un seguro de vida y gastos mayores por un millón de pesos. ¿Usted cree que, en semejante paraíso, van a pillar?
Lo inaudito de todo esto, es que, los congresos locales, como el de Tamaulipas, son de los mejor pagados del país. Actualmente la legislatura tamaulipeca, se sitúa entre las que reciben los más elevados salarios. Usted estimado lector, y el autor de esta colaboración, nos seguimos preguntando: ¿Qué tipo de beneficios aportan los diputados al pueblo de Tamaulipas?
¿Ha escuchado usted que alguno de esos “próceres” curuleros, intervenga para denunciar el maltrato que vienen sufriendo los ciudadanos en los retenes decembrinos? A muchas familias les han quitado sus coches y les cobran fuertes multas.
Ha escuchado usted que alguno de estos zánganos con charola exija a las autoridades competentes, que ya no sangren los bolsillos ciudadanos y en lugar de ofrecerles beneficios, los sigan hostigando con leyes recaudatorias, que buscan exprimirles hasta el último centavo? Recientemente, los hipócritas diputados priístas, salieron a balbucear algunos planteamientos, orientados a desaparecer la tenencia. Pero solo lo hicieron de dientes para afuera, porque en realidad ya estaban de acuerdo con los panistas, para seguirle hincando el diente a las familias de Tamaulipas, con los elevados cobros
fiscales, por concepto del mencionado impuesto vehicular.
El PANPRIATO legislativo en Tamaulipas, está integrado por tecnócratas y por personajes de la clase acomodada que no les interesa en lo más mínimo, la suerte de los ciudadanos y sus familias. Los legisladores azules y tricolores, no saben lo que es tener en el IMSS o en el ISSSTE a un familiar enfermo, porque ellos, los miembros de las élites, tienen a su servicio, una partida especial de presupuesto, para que a ellos y sus familias, los atiendan los mejores médicos particulares.
A la creciente ola de inseguridad, súmele usted, los retenes que están recogiendo autos a pasto, por el solo hecho de que no traen algún documento.
Súmele usted, el pago de la tenencia, con el riesgo de que si no paga a tiempo, le van a cargar intereses moratorios.
Atrás quedaron historias de legisladores, como los del Congreso Constituyente, que supieron vivir en la justa medianía republicana. Los de ahora, son hijos de la complicidad y el influyentismo de camarillas políticas, a las cuales, jamás les ha importado la suerte de la sociedad.
Es triste y lamentable: el PANPRIATO, la versión corregida y aumentada del PRIANATO, sigue castigando al pueblo con la tenencia.
Otra Navidad, sin paz social
Los tamaulipecos, son esas personas que usted saluda, que usted observa todos los días, por las mañanas o por las tardes, ir y venir de su trabajo, atender sus comercios, ir por sus hijos a la escuela. Los tamaulipecos éramos seres normales, como las familias de cualquier otra ciudad, pero… desde hace seis años, vivimos metidos en un escenario de tormento, de terror y de inseguridad.
Cada época de Navidad, como la que ahora se acerca, es una Navidad incompleta, porque se palpa en el ambiente, la carencia de paz social. Ante esta situación, de nada valen los olores frescos de los pinos que la gente carga en sus automóviles, para ponerlos en casa. Cada adorno, cada maceta de nochebuena, con sus flores rojas, es eclipsada por la violencia escarlata que se cierne imparable sobre el estado.
Este año, como los anteriores, muchas familias lo pensarán dos veces, antes de ir a visitar a sus familiares, a algún pueblo o ciudad de la geografía tamaulipeca. Las carreteras del estado, siguen siendo vías inseguras para viajar, y aunque en esta temporada, suelen instalarse dispositivos especiales de vigilancia, lo cierto es que, nadie ofrece garantías de que los traslados serán seguros.
En el diario íntimo de Tamaulipas, la entidad escribirá una vez más, con letras de zozobra e incertidumbre:
-Que tristeza… otra Navidad sin paz social.