Parece este anuncio, la puntilla para la clase política priísta de Tamaulipas.
En otras palabras, es la primera señal de que el Comité Directivo Estatal tricolor pasará a ser una especie de satélite de su hermano mayor, el Comité Ejecutivo Nacional.
¿Cuál es ese anuncio?
Ayer, la presidenta interina de ese instituto político en la Entidad, Aída Zulema Flores Peña –hasta en el PRI mandan ahora los de Reynosa– defendió su jerarquía y rebatió a quienes la impugnan en el mando de esa facción, al rechazar que su posición sea ilegal.
“Sólo estamos esperando que se designe al Delegado Nacional del PRI en Tamaulipas. Se busca que sea de peso y de mucha autoridad, para que venga a organizar el proceso de la elección del nuevo presidente del Partido”, declaró a los medios de comunicación Aída Zulema.
El que tenga oídos, que escuche.
Si el Revolucionario Institucional en el Estado tiene que esperar la definición de su líder local a que llegue un símil del “hombre barbado y pelo rubio que llegue del mar” le pasará lo mismo que a nuestros ancestros nativos: tendrán que someterse, para ordenar su propia casa, a las decisiones y acciones
de quien arribe de lejos o de quien éste represente.
Y vaya que lo anterior significa un giro para el tricolor tamaulipeco.
Históricamente, los delegados del CEN del PRI venían a pasar unas cómodas vacaciones a costillas de los militantes locales, se llenaban los bolsillos de
dinero impulsando el método electoral que más les conviniera y presumían el éxito si se ganaba o le echaban la culpa al gobernador si se perdía. Ese era
su papel. Simples rellenos.
En esta ocasión, conforme a lo anunciado por Flores Peña, quien venga como Delegado nacional no vendrá como antes, a observar; no vendrá a auscultar.
Vendrá a dar instrucciones, órdenes precisas. Vendrá, como lo dijo la propia dirigente interina, a organizar el proceso, con la “mucha autoridad” que traerá en sus alforjas. Será no el invitado decorativo, sino el sustituto del poder real en los días de gloria tricolor: los gobernadores.
¿Están los priístas de viejo cuño, los caciques venidos a menos pero al fin caciques, los personajes de abolengo de esa familia partidista, dispuestos a inclinar la cerviz, a entregar dócilmente el control partidista del Estado y a musitar el clásico “Sí señor”?
Hasta ahora, por su pasividad apenas rasguñada por uno que otro inconforme, todo indica que sí. Y si así sucede, merecido lo tendrán por jugar a “juniors” incapaces para rescatar y reorganizar a su partido; merecido lo tendrán por abandonar a su establo a los primeros vientos de cambio; merecido lo tendrán por timoratos y medrosos.
Aún están a tiempo de rescatar la dignidad de su partido. Claro, si no les gana el vaivén de la cómoda hamaca del dejar hacer.
Y ya no digo más porque como apunta Catón, ya me “encaboroné”…
Ojalá sigan
En lo particular me alegra que, con todo y la campaña que se armó en su contra, el Teletón haya obtenido un nuevo éxito y abra la puerta para otro centro de rehabilitación infantil en algún lugar de México. Seguramente en donde se le necesite.
Sólo quien haya visitado las instalaciones del CRIT en Altamira y haya sido testigo de los casi milagros que se producen ahí con los pequeños, puede valorar la importancia de estos lugares asistenciales. Ojalá nunca se cierren estos caminos para dar nuevas oportunidades a tantos niños que los requiere y que estarían condenados sin su existencia.
Televisa es el mal necesario. Sin su concurso, hay que reconocerlo, todo esto no sería posible. Como dicen en mi pueblo: Ni modo…
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