El dictamen de aprobación del paquete económico o ley de ingresos del ejercicio fiscal del 2017 de Tamaulipas puso de relieve ayer que la actitud y proceder de los diputados del Congreso del Estado fue exactamente igual a la de sexenios anteriores, pero al revés.
Cuando el PRI gobernaba el Estado, por ejemplo, los diputados priistas levantaban el dedo para darle el visto bueno sin peros a la iniciativa legal y la oposición votaba en contra, ahora fueron los legisladores del PAN, partido en el gobierno, los que la aprobaron y los del Revolucionario Intitucional los que la desautorizaron.
Las versiones y opiniones también dejaron sentir el antagonismo partidista.
Desde la óptica de los panistas, la miscelánea fiscal dictaminada por la comisión de Finanzas, Planeación, Presupuesto y Deuda Pública, es responsable, suficiente y apegada a la realidad social de la entidad, para los diputados del ex invencible, en cambio, el aumento al Impuesto Sobre la Nómina que contempla la disposición constituye un fuerte golpe para los empresarios.
El punto sobre el que, por obvias razones, los representantes del tricolor guardaron silencio, sin embargo, fue que desde el 2009, cuando gobernaba el Estado Eugenio Hernández Flores, el ISN fue a parar íntegro a un fideicomiso privado que supuestamente se destinaría a pagar una deuda adquirida por el gobierno que mantendrá hipotecado al Estado por tres décadas.
Para verificar la veracidad del asunto, así como quiénes fueron el o los beneficiarios de los mil 600 millones de pesos anuales generados por la recaudación del gravamen, el régimen de Cabeza de Vaca investigará la irregularidad que algunos grupos del propio sector empresarial ignoraban.
Un asunto sin duda relevante y sin precedente cuyo desenlace seguramente va a sacar a la luz pública como manejaban los gobiernos priistas el erario público, entre muchas otras cosas.
He ahí una de las ventajas, entre muchas otras, que tiene la alternancia del gobierno, la cual permite hacer del conocimiento público este tipo de anomalías que casi siempre son ocultadas a la población cuando los gobernantes que asumen las riendas del gobierno pertenecen al mismo partido de los antecesores.
Como se veía venir, por otra parte, los integrantes del congreso tamaulipeco propinaron otro revés a la alcaldesa de Reynosa, Maky Ortiz Domínguez, rechazaron el cobro del servicio de recolección de la basura que, dentro de la ley de ingresos del municipio, planteaba el ayuntamiento fronterizo.
Los argumentos esgrimidos por los legisladores, que, además de gravoso, el precepto no ofrecía certidumbre, tampoco establecía criterios de cómo se llevaría a cabo la recaudación y, encima, representaba un fuerte golpe para la precaria y maltratada economía popular.
Otro de los asuntos que sacó a relucir el caso del alza del impuesto sobre la nómina fue la división que existe entre los empresarios del sur, específicamente entre los integrantes del CIESTH y el Consejo Empresarial de ciudad Madero. El dirigente de eta última agrupación, Sergio Maldonado Pumarejo, exhibió que la mencionada en primer término pidió el aumento de la aportación fiscal al gobernador Egidio Torre Cantú, a condición de que se les adjudicara su administración, pero ahora la rechaza porque no se le permitirá manejarlo.
Cuestión de intereses y conveniencias.
Como estaba programado, el gobernador Cabeza de Vaca, acompañado de la alcaldesa de la ciudad, Magdalena Peraza, encabezó ayer el acto del encendido del pino de navidad de Tampico, que se llevaría a cabo originalmente el pasado viernes 9 pero que, a causa de las condiciones climatológicas adversas, se difirió para el martes 13, a pesar de los malos augurios populares que esta fecha representa.
La parte del evento que dio pie a algunas molestias y quejas entre los automovilistas, igual que de los usuarios y conductores del transporte público fue que se haya restringido el acceso a la zona centro con tanta anticipación, desde las primeras horas de la mañana, cuando la ceremonia se iniciaría hasta las cinco de la tarde.
No obstante, el espectáculo, que fue memorable por las luces, la algarabía y la pirotecnia, que no se veían, valió la pena. ¿O no?
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