CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Cartita a Santa Clos…
En la esquina sur de Victoria, existe la colonia Rosalinda Guerrero, está integrada por dos calles, tiene veinte años de existencia, una llave de agua potable común y también un muro para distribuir la energía eléctrica, servicios con los que cuentan hace sólo un año.
Justo en la cima se ubica la casa de la familia Soto, la señora Sara llegó a este sitio cuando todo lo que le rodeaba era monte.
“Aquí vivimos y hacia atrás vive mi mamá y mi hija”, platica mientras señala una tira de terreno que atesora cómo su única propiedad. Al centro, una casa de madera que su hijo menor de 12 años de edad desea convertir un día en una casa de block y cemento.
“Yo ya no quiero estudiar, a los 13 años quiero ser albañil, para cuidar de mi mamá”.
Dice con anhelo el pequeño Ricardo que ahora recorre caminando más de quince largas cuadras para llegar a la escuela Eutimio Martínez Lara, de la colonia Echeverría.
Antes iba en bicicleta, pero ésta se descompuso, le falta por completo una rueda y la llanta trasera no tiene cámara.
Si Santa Clos escuchará, sería bueno recibir una bicicleta, aunque sea usada, lo importante es llegar a tiempo a clases.
Ricardo está en la edad límite para recibir un regalo de Santa Clos, pero cómo a su casa nunca llega vale la pena lanzar el deseo con todas sus fuerzas.
Santa no llega, porque no hay pino…
“Santa Clos no llega porque no hay pino”, platica el pequeño Joaquín, de 8 años de edad. Es primo de Ricardo y vive también en la colonia Rosalinda.
Su hermano Ernesto tiene 11 años, dejó la secundaria y ahora piensa comenzar en el sistema abierto y también desea ser albañil.
Su madre Lupita se dedica a las labores del hogar, su padre por ahora trabaja fuera de la ciudad, es albañil y mientras lo despiden en Victoria, él se autoemplea en otros municipios.
Ernesto tiene dos hermanitos más, Joaquín y Sarita.
En su casa no hay árbol de Navidad, tampoco dinero para regalos, y en su casa no hay tele. Por fortuna a su abuela le dieron una televisión en el programa Prospera y ese aparato sirve para mantener a los niños bajo las cobijas en días de frío.
La Navidad de Ernesto, Joaquín y Sarita son en casa… “nunca hay pino”, dice Joaquín y por eso Santa Clos no llega, es la explicación que se dan los niños.
Joaquín es un niño con siete de calificación, su hermana Sarita tiene promedio de 8, pero ninguno tiene becas.
Las navidades para estos pequeños pasan entre las posadas de los vecinos, ahí reciben en ocasiones dulces y algunos pequeños “monitos” con los que pueden jugar por el resto del año.
No saben qué pedir a Santa Clos, Sarita, sólo dice que si pudiera recibir un regalo de Santa Clos que fuera lo que él quisiera.
Joaquín sí logra definir que desea una bicicleta y Ernesto, desea algo apropiado a su edad.
Los hermanos de “Pulgarcito”…
Sara no tiene posibilidades económicas de darles un pino a sus hijos, pero aprovecha las invitaciones a posadas para que ellos vean los pinos, las luces y los nacimientos que colocan en otras casas.
“Uno no tiene los recursos para eso, pero yo llevo a los niños cuando los invitan a las posadas y así me les dan dulces y disfrutan este tiempo.
Ella es la madre de “Pulgarcito”, así le dicen sus hermanitos al pequeño Édgar, de tres años, un niño serio y de manos heladas a falta de zapatos.
Su hermana mayor es Lady, de seis años y su hermano de cinco años de edad.
Ella disfruta de Pepa y su hermano desea un “Chavo del Ocho”.
Y el pequeño “Pulgarcito”, un carrito.
Emmanuel, pide un Santa Clos para tenerlo siempre
En la calle 19 y Río, de la colonia Las Palmas, vive Emmanuel de 6 años de edad y promedio escolar de 9.
Vive con su abuela, ella le ha críado desde que el pequeño nació.
Ambos viven con el apoyo del resto de los hijos de la señora y estira el gasto para cubrir las necesidades básicas del niño.
Muy arriba del ropero está un árbol de Navidad pequeño que su abuela arregló para que la Navidad no pase desapercibida en los recuerdos de Emmanuel.
El niño ha repartido cartas en todos los árboles grandes de los vecinos, quizá de tantas y entre tantos niños tenga la posibilidad de que el gordito de traje rojo lea por fin la suya.
“Yo sólo quiero un muñeco de peluche de Santa Clos o Batman, quiero el peluche para abrazarlo, ya hice dos cartas, fui con Pabel e hice una, luego con mis maestras, ahí hice otra y con Marío y Raúl hice después otra, pero en una le pedí un carro, el mono y también si puede una bicicleta. Me gusta la Navidad porque es felicidad, yo sé que es así porque Santa Clos tiene regalos, juguetes (SIC)”.
Sí hay dinero habrá tamales en casa, de lo contrario hasta el día 25 las hijas de la señora llegarán con algo para compartir con su madre.
Las cartitas a Santa Clos..
Alison, quiere una Barbie
Angel, un supermán
Ricardo, una bicicleta
Joaquín, una bicicleta
Ernesto, un juguete apropiado a sus 11 años de edad
Sarita, una muñeca
“Pulgarcito”, un carrito
Lady, desea una mona de pepa
Hermano de “Pulgarcito”, un Chavo del Ocho
Emanuel, un Santa Clos
Los hermanos de “Pulgarcito”, esperan un regalo
Sara, Joaquín y Ernesto, ya hicieron su carta a Santa
Ricardo, espera una ‘bici’
Ángel y Alison… quieren un supermán y una Barbie
Ángel y su hermanita Alison no tienen juguetes, tampoco un árbol de Navidad, ni televisión, ellos tienen seis y cinco años de edad, pero no conocen ningún personaje de moda. Pero desean un juguete especial…
“Yo quiero una muñeca niña flaca”, se refiere a una Barbie, mientras que su hermano sabe de Supermán y desea tener a este súper héroe en casa. A final de mes nacerá el pequeño Antonio, el nuevo hermanito.
El padre de estos niños es ayudante de albañilería y en ésta época cómo otros trabajadores de la construcción, sufre de la falta de empleo.
Esta familia también vive en la colonia Rosalinda Guerrero y esperan que Santa no se olvide de unos zapatitos talla 18 para Alison y unos talla 19 para Ángel.