Enrique Peña Nieto puso el último clavo sobre el ataúd del PRI: el aumento a las gasolinas.
Si el Revolucionario Institucional ya se encontraba en la lona y hasta el tercer lugar en todas las encuestas que apuntan hacia la contienda por la presidencia de la república en 2018, ahora con el demoledor incremento de la gasolina decretado por la insensible tecnocracia que dice gobernar el país es imposible que el priismo se mantenga en Los Pinos.
Los efectos económicos ya comienzan a resentirse: los costos de ciertos productos de la canasta básica ya registran un aumento, al igual que múltiples mercancías que se exhiben en las tiendas de autoservicio. La escalada de precios es inevitable. Subirán las tarifas del transporte, los fletes y los pasajes. Por tanto, la inflación estará al alza.
Por más que el secretario de Haciendo, José Antonio Meade, lo niegue, se observará un notorio impacto inflacionario. Es de risa suponer que la inflación se mantendrá en un nivel de 3 por ciento en 2017, cuando los precios de las gasolinas de incrementarán hasta casi el 20 por ciento.
¿Cuál es la intención del gobierno de Enrique Peña Nieto al incrementar el precio de los combustibles? Es una medida totalmente recaudatoria. Pretende fortalecer los ingresos a través del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, los que se incrementarán, de acuerdo a los pronósticos, en un 40 por ciento el próximo año.
Además, los ingresos del país también se beneficiarán con el alza del precio del barril de petróleo, el cual registró su mayor descenso a principios de este año al llegar a los 19 dólares, mientras que ahora se cotiza por encima de los 53 dólares (con la posibilidad de un ligero incremento en 2017 tras los acuerdos de los países exportadores).
En otras palabras, las finanzas gubernamentales buscan fortalecerse a costa -como siempre- de los bolsillos de la gente dentro de una medida contemplada e instrumentada en la reforma fiscal con la eliminación del subsidio a las gasolinas, algo que se ha intentado desde hace algunos años, pero cuyo objetivo nunca se logró.
Los efectos económicos de la impopular medida están a la vista y se resentirán en la bien denominada ‘cuesta de enero’. Pero existen otros efectos, los políticos, donde el gobierno de Enrique Peña Nieto pagará el costo.
Para comenzar, el PRI ya no tiene ninguna posibilidad de mantenerse en la silla de Los Pinos. De que se van, se van (dirían por ahí). Y ojo: va a ser muy difícil que regresen. En el peor de sus escenarios, el partido tricolor se puede enfilar hacia su peor división interna y, por consecuencia,
descomposición.
Además, cualquier aspirante (Miguel Angel Osorio Chong, Eruviel Avila, José Narro Robles, Manlio Fabio Beltrones o el que quieran) que levante la mano en pos de la candidatura presidencial estará prácticamente sentenciado por la sociedad. ¿Cómo justificar el incremento de la gasolina cuando México, a pesar de la caída en su producción diaria, es un país petrolero?
Por ejemplo, aquellos (como el priista tampiqueño Roberto González Barba) que pensaban que José Antonio Meade podía ser candidato del PRI (o mejor dicho, del PRIAN) a la presidencia de la república, ya se quedaron sin aspirante.
Con su férrea defensa al incremento de las gasolinas, Meade Kuribreña quedó eliminado de la carrera presidencial. Ya no tiene nada qué hacer en esa competencia (de hecho nunca tuvo posibilidades reales). Adiós a su sueño guajiro incubado por ‘El Amasiato’. Es un secretario, un tecnócrata insensible, que apesta.
Otro efecto político del ‘gasolinazo’ aplicado por la tecnocracia neoliberal instalada en Los Pinos: beneficia el discurso opositor de Andrés Manuel López Obrador. ‘El Peje’ es el principal beneficiado, en términos políticos electorales, con el incremento de la gasolina.
En estos días decembrinos, el virtual candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha ganado más espacios en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales que ningún otro aspirante presidencial. Vaya, entre los actores políticos, se apoderó de la bandera en contra del aumento a las gasolinas.
Sin duda, ese activismo de ‘El Peje’ se va a reflejar en las encuestas, si bien Margarita Zavala, la mejor posicionada por el Partido Acción Nacional (PAN), se ha mantenido en un empate técnico con López Obrador, según los sondeos aplicados por el periódico Reforma.
Con el incremento del precio a las gasolinas, Enrique Peña Nieto no solamente mintió a los mexicanos (dijo que con la reforma energética iban a bajar los costos de los combustibles), sino que ya puso el último clavo sobre el ataúd del PRI en la elección presidencial de 2018.
Ahora está más claro que nunca que la lucha por la presidencia de la república se polarizará entre Andrés Manuel López Obrador y el candidato o candidata que postule el PAN. El PRI ya está ‘frito’.
Y PARA CERRAR…
En el Partido Verde no están muy contentos con la maestra Magdalena Peraza Guerra.
A pesar de que ellos le concedieron la bandera para ser candidata en coalición con el PRI y el PANAL, no se sienten tomados en cuenta en el gobierno que preside la profesora en Tampico.
De hecho, afirman ‘Los Verdes’, se sienten más a gusto y mejor correspondidos con su aliado, el alcalde de Madero, Andrés Zorrilla.
¡¡¡Zas!!!




