Si Usted observa, las caras largas aparecen por todos lados. No es para menos, después del borlote de Año Nuevo las caras que expresan las angustias por la realidad económica que se presenta ya no como fantasma sino como monstruo de muchas cabezas.
No es para menos, es para más porque se nos vienen encima los aumentos como saltapericos sonando en cada bolsa de mandado.
Las cosas pintan de la chingada y es natural o antinatural que aparezcan las caras largas de los zombies por Año Nuevo, caras largas, bolsas secas, verijas despojadas por el acoso económico.
Se acabaron los gritos y las pistolas, los ombligos rellenos porque la realidad es que el pavo y la pierna de puerco se llevo la alegría por unas horas para traernos la angustia de la pobreza que está y que viene.
Ni hay tiempo para rascarse la cabeza, ni de pensar, hay que atorarle. La vida no es para caras largas, ni tampoco para darle largas.
La vida hay que darle al trabajo y no esperar nada de nadie, hay que chingarle y meterle ganas a la adversidad.




