1.- Las graves condiciones de la crisis económica y política que actualmente vive el país y la manifesta impotencia del presidente Enrique Peña Nieto para combatir la violencia; sugieren la necesidad de recordar que, en septiembre de 1932, el presidente de la República Pascual Ortiz Rubio, fue obligado a renunciar a su cargo por inepto.
2.- Durante los dos primeros años de su mandato, el gobierno de Pascual Ortiz Rubio fue incapaz de afrontar la acentuada crisis económica y política del país, que se originó por la depresión mundial causada por el desastre financiero de Norteamérica en 1929, y por los múltiples conflictos que sus enemigos políticos le plantearon a Ortiz Rubio parra derribarlo.
3.- La pérdida de la legitimidad de Ortiz Rubio, por su abierta ineptitud, provocó que los sectores económicamente poderosos carecieran de opciones para utilizar la protección gubernamental hacia el despegue, en razón de las múltiples huelgas obreras y los problemas del campo, que impedían seguir adelante con las metas de producción y comercialización.
4.- La incapacidad de Ortiz Rubio fue de tal modo peligrosa, que eliminó toda posibilidad de sostenerlo en el gobierno, y fue necesario relevarlo de la Presidencia. Su fracaso en la promoción de los intereses de la triunfante familia revolucionaria y el incumplimiento de las expectativas de desarrollo económico y social, originaron su caída.
5.- El día 2 de septiembre de 1932, a las 17:00 horas, y en presencia de los Secretarios de Estado, Jefes de Departamentos Administrativos, Procurador General de la República y Procurador General de Justicia del Distrito y Territorios Federales, Ortiz Rubio dio a conocer el texto de la renuncia que presentaría al Congreso de la Unión.
6.- El 4 de septiembre a las 9:30 horas se inició en la Cámara de Diputados la sesión del Congreso General y el Diputado Cipriano Arriola declaró quórum con 142 representantes populares y el senador Ignacio Méndez hizo lo mismo con 55 miembros de la Cámara Alta.
7.- Flavio Pérez Gazca, presidente del Congreso dirigió los trabajos y el diputado Manuel F. Ochoa leyó la renuncia de Pascual Ortiz Rubio, turnándola para su estudio y dictamen de las Comisiones Unidas de ambas cámaras.
8.- Media hora después de instalado el Congreso, el Secretario Lamberto Ortega dio lectura al dictamen, y los miembros de las comisiones pusieron a consideración de la asamblea los siguientes puntos de acuerdo.
I.- “Se acepta la renuncia al cargo de Presidente de la República formulada por el ciudadano ingeniero Pascual Ortiz Rubio”.
II. “Eríjase el Congreso de la Unión en Colegio Electoral para designar al Presidente Sustituto Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, que concluya el periodo presidencial que expira el 30 de noviembre de 1934”.
9.- La renuncia fue aprobada por “unanimidad” de 142 votos de los diputados y 55 de los senadores, y de inmediato el presidente Pérez Gazca declaró que el Congreso se erigía en Colegio Electoral para el efecto de nombrar Presidente de la República.
10.- Para esa designación se tomó a los miembos del Congreso la votación por cédula, resultando electo el general Abelardo L. Rodríguez por unanimidad de 197 votos de diputados y senadores, y el Presidente del Congreso hizo esta declaratoria; “Es Presidente Sustituto Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos el C. General Abelardo Rodríguez”.
11.- Minutos después de las 12:00 horas, hizo su entrada por la puerta central de la Cámara Baja el General Abelardo L. Rodríguez, acompañado de Alberto J. Pani, Joaquín Amaro y el General Manuel Pérez Treviño, y de inmediato rindió su protesta como Presidente Sustituto de los Estados Unidos Mexicanos, concluyendo así el bochornoso capítulo que protagonizó un Presidente de la República, al que obligaron a renunciar a su cargo por inepto e incapaz de resolver los problemas y las carencias de los mexicanos.