* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016
Este jueves se cumplirán 23 años de la muerte de Luis Donaldo Colosio y buena parte de los mexicanos estarán ajenos al hecho porque no habían nacido. Tocó a las generaciones intermedias vivir este vergonzoso capítulo y son las mismas que seguimos esperando que México cambie en beneficio de las mayorías y no permanezca como botín de partidos y políticos oportunistas carentes de escrúpulos, es decir corruptos y mal nacidos en esta generosa nación.
En ese entonces el PRI tuvo la oportunidad que cambió por la sangre de un inocente cuyos discursos abonaban la esperanza. Demasiadas sospechas y dudas sobre lo que pudo ser un crimen de estado porque después de tanto tiempo pocos serán los que crean que Mario Aburto fue el asesino solitario que accionó el arma sin existir motivos reales.
A 23 años y todavía nos preguntamos sobre el papel de Manlio Fabio Beltrones quien presumiblemente recibió instrucciones de Salinas de Gortari para interrogar y virtualmente secuestrar a Aburto antes que cualquier autoridad. El gobernador sonorense de ese tiempo jamás aclaró el asunto. Y ni falta hizo porque nadie se lo exigió, ni siquiera el candidato suplente. Un burócrata gris y mediocre que desbarrancó la economía a las pocas semanas de tomar posesión como presidente de México.
Han transcurrido 23 años y la república está herida de muerte por un sistema devaluado e inmoral que en sus excesos lleva la penitencia el cual difícilmente
sobrevivirá después de las elecciones del próximo año. Una era de terrorismo que parece concluir para beneplácito de ciento veinte millones de víctimas.
¿Merecíamos tamaña desgracia?. Desde luego que no pero se impuso la mala entraña de quienes utilizaron un sistema creado a modo para saciar su voracidad. Y es que el destino de México se manchó de sangre desde que la Revolución se convirtió el gobierno. Estorbaron Zapata, Villa, Madrazo o Colosio y no se vaciló en sacrificarlos.
El último mártir fue Luis Donaldo y en Lomas Taurinas quedó la evidencia de que con las mafias del poder no se juega. Sin embargo nada es para siempre, por ello no extraña que estas cofradías de la impunidad presientan el fin. Y no es invento si observamos el rechazo en proporción multiplicada a la máxima potencia sintetizado en el hartazgo popular.
La gran diferencia entre Colosio y quienes ahora controlan el PRI y aspiran a mantener el poder es que aquel soñaba con un país distinto y escuchaba a los sedientos y hambrientos de justicia, mientras que los segundos actúan sometidos por la ambición personal y de grupo además de sus inocultables complejos de pertenencia al extranjero. Y ni como ocultarlo.
Surrealismo histórico
El supremo gobierno recordó el 79 aniversario de la “Expropiación petrolera” cuando en realidad ya no hay nada que celebrar porque sabido es que México dejó de ser dueño de la riqueza energética por obra de la tecnocracia a partir de Miguel de la Madrid.
Una ceremonia grotesca con la reaparición de Carlos Romero Deschamps quien tiene fama de traidor de los trabajadores que “representa” desde tiempo inmemorial. Y no sólo reapareció siendo que fue obligado a recetar un discurso que tal vez sacudió en su tumba a Lázaro Cárdenas. Igual efecto debieron tener las palabras del presidente Peña Nieto sobre todo en lo que respecta a las alianzas internacionales que hasta los párvulos de jardín entienden que se trata de la entrega incondicional al capital “buitre” que se atraganta con los despojos de naciones en crisis como la nuestra.
Por cierto que vienen sobre las aguas profundas del Golfo de México donde han de destruir la naturaleza tras extraer toda la riqueza posible.
Y el supremo gobierno feliz porque al fin cumple las expectativas de los eternos explotadores extranjeros que recuperan con creces lo que México les expropió hace 79 años.
El asunto es que ni la burla perdonan al “celebrar” la expropiación petrolera y mostrar a Romero Deschamps como salvador de los intereses obreros sobre los que cabalga desde que apuñaló a Hernández Galicia después de un episodio que debiera avergonzar no sólo al sindicato sino a las propias autoridades.
¿Se trató de otro acto de crueldad innecesaria de parte del supremo gobierno?. A lo mejor, igual y sí, quizá, tal vez, es probable…uno nunca sabe.
Sucede que
“Serénense, ya no vean encuestas”, ha dicho López Obrador a sus detractores incrustados en el gobierno federal. Y es que no disfrazan el ánimo de inventarle enemigos bajo cualquier pretexto. Ahora pretenden oponerlo a un sector del ejército aunque sin éxito. Lo cierto es que no encuentran forma de parar los ejércitos de mexicanos que cada día se unen a la esperanza que significa MORENA.
Lo ultimito sucedió en Querétaro donde se unieron a AMLO contingentes y dirigencias del PRI, PRD y PAN…¿así o más trágico para el tricolor y sus aliados?.
Y hasta la próxima.