8 diciembre, 2025

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La nueva escandalera

Enroque

No obstante el blindaje otorgado por la PGR al caso de los sobornos de la constructora   Odebrecht que mantendrá oculta toda información del tema  durante los próximos cinco años,  la difusión que las autoridades brasileñas han dado al  nuevo escándalo de corrupción  ha alcanzado a destacados  ex funcionarios de Pemex y  amenaza con terminar de hundir al PRI y a deteriorar la imagen del PAN.

Sea  cierta o falsa la versión que asegura que el ex director general de Petróleos Mexicano,  Emilio Losoya Austin, habría recibido cinco millones de dólares a cambio de  otorgar contratos millonarios a la firma sudamericana,  y que en el asunto estarían involucrados otros altos y conocidos ex funcionarios públicos, entre ellos  el propio  ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, va a repercutir negativamente en las elecciones estatales y federales que están en puerta.

Aunque tanto Lozoya como el michoacano han negado las imputaciones,  la falta de credibilidad del gobierno ha alimentado la animadversión popular y social contra los ex servidores públicos que seguramente se verá reflejada a la hora de la elección de los gobernadores del Estado de México, así como de las entidades Coahuila, Nayarit y de presidentes municipales de la de Veracruz, sin descartar,  por supuesto,  la sucesión presidencial del 2018.

La decisión  del gobierno mexicano de  mantener en secreto el asunto en lugar de atenuar el impacto ha  alimentado las especulaciones y  las sospechas de que, como sucedió con las acusaciones  contra Humberto Moreira Valdez, Carlos Romero Deschamps, la Casa Blanca, la de Malinalco  y otros, para los electores el tema  es, sin duda,  otro sonado caso  de corrupción e impunidad oficial.

Según se ha dado a conocer, Odebrecht habría otorgado sobornos por 788 millones de dólares estadounidenses en 12 países de América Latina y África a cambio de contratos millonarios.
 
Asuntos pendientes
Mientras se sabe  cuál será el desenlace de la corruptela  en turno, en Tamaulipas parte de la atención pública se encuentra centrada en el proceso electoral del año que viene y muy particularmente en los planes de reelección que tienen algunos  alcaldes, diputados, locales y federales,  para, después de concluir
los actuales mandatos constitucionales,  tratar de seguir conectados a la nómina del gobierno por otros tres años.

La crítica situación en la que se debate  el Revolucionario Institucional a raíz de la debacle electoral del 2016  hace suponer a muchos que, en lo que concierne a Tamaulipas,  el gobierno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca conservará la supremacía política, sin embargo,  aunque el panorama  no luce tan sencillo como parece y piensan los panistas tamaulipecos.

Es cierto que el PAN tiene de su lado, además del gobierno y el presupuesto, las condiciones  de adversidad social contra el Revolucionario Institucional. Sin embargo, si las advertencias formuladas por Cabeza de Vaca  de que aquellos  funcionarios del sexenio del ex gobernador Egidio Torre Cantú se enriquecieron a costa del erario, no terminan  en la cárcel,  causaría desencanto entre los votantes.

Otros factores que seguramente influirán en el resultado de las contiendas electorales que están a la vista son el pobre desempeño de algunos de los nuevos gobernantes.  Las diputadas de los distritos del sur, María de Jesús Gurrola Arellano y María del Carmen Tuñón Cossío, por ejemplo, han  pasado hasta ahora inadvertidas, igual que los legisladores altamirenses Ciro Hernández Arteaga y Víctor Meraz Padrón.

Desde la óptica ciudadana, como era habitual en la pasada Legislatura estatal, la mayoría de los actuales diputados panistas sureños se la han pasado
levantando el dedo y cobrando puntualmente las quincenas. 

En  varios  de los municipios, además, los resultados de los alcaldes tampoco  han respondido a las exigencias populares.

La etapa de echarle la culpa a los que les antecedieron en el cargo ya no funciona, lo que  quieren ahora los ciudadanos es  que las acciones que realizan  los nuevos funcionarios estatales, lo mismo que los legisladores y jefes edilicios,  ayuden a resolver  los problemas más apremiantes, seguridad pública, empleo, mejores condiciones de vida y bienestar, que afectan a la  comunidad.

Si esto no ocurre  antes del 4 de junio del 2018, fecha de la elección presidencial, le va a resultar  complicado al partido blanquiazul recuperar los
municipios de Matamoros, ciudad Victoria y  el puerto de Tampico y tampoco le será  fácil conservar la mayoría en los asientos del Congreso del  Estado.

El pleito del gobierno cabecista con la alcaldesa Maky Ortiz Domínguez podría dividir las preferencias ciudadanas  y poner en aprietos el eventual triunfo albiceleste en el municipio de Reynosa.

Fortaleza política
La que, en contraste,  ha demostrado   colmillo retorcido y experiencia  es  la alcaldesa de Tampico, Magdalena Peraza Guerra. El éxito del Carnaval, el brillo de la fiesta de la  repoblación y el que lucen igualmente las de abril son una muestra  de que la insuficiencia de  recursos económicos y  que, a diferencia de otros municipios de la entidad,  no cuente con el respaldo de ciudad Victoria, no han sido  obstáculo  ni pretexto para rendir buenos  dividendos.

Además,  la entrega de la medalla al mérito ciudadano “Fray Andrés de Olmos”  al empresario Robert Fleishman Cahn, cabeza de uno de los grupos emblemáticos de poder económico de mayor peso de la ciudad, puso de relieve que la titular del ayuntamiento no solamente goza de amplias simpatías en los sectores de escasos recursos económicos, sino también  entre el de los señores del poder del dinero.

No hay que olvidar, a propósito, que el Grupo Tampico, hoy GT Global, fue uno de los factores decisivos para que la Maestra  derrotara al PRI y a los grupos de Fernando Azcárraga López y Álvaro Garza Cantú en los comicios del 2010 y tampoco sorprendería a nadie que la alcaldesa volviera a repetir la hazaña en la contienda del año entrante, ahora pasando por encima del PAN, no se sabe si  con la camiseta de MORENA o como candidata independiente o ciudadana. 

Al igual que la profesora Peraza, la que está  haciendo un papel  político relevante es la presidente  de Altamira, Alma Laura Amparán Cruz. A seis meses y  medio de haber asumido las riendas del municipio, la funcionaria cuenta ya con el apoyo,  no solamente  de los segmentos  sociales de bajos ingresos, sino también con el de las principales familias de la población.

Las encuestas más recientes indican que  las dos jefas edilicias, Magda y Alma Laura, tienen  escenarios favorables para buscar la reelección.

Analizan convocatoria
Como se había dicho, por otra parte, parece que al final de cuentas será después del actual período de vacaciones, por ahí de fines de abril o principios de mayo,  cuando el PRI convocará a la elección de los nuevos presidente y secretario general del comité directivo estatal, actualmente a cargo interinamente de
Aída Zulema Flores  Peña y José Hernández Cuesta, respectivamente.

Si es correcta la información, el CDE habría enviado ya al alto mando nacional un anteproyecto del documento y  tan pronto este reciba el visto bueno  se autorizará su publicación y  se designará al delegado del CEN.

De acuerdo con la versión, sin embargo,  la Secretaría de Atención a Estados en Oposición condicionará a los interesados en asumir las riendas  del ex invencible y concluir la gestión que dejó a medias Rafael González Benavides a no aspirar a los cargos de elección popular que estarán en juego en el proceso electoral del año entrante, a saber, diputaciones, senadurías y presidencias municipales.

El objetivo, que quienes resulten los elegidos dediquen al cien por ciento el tiempo a las tareas partidistas.

Como es del dominio público, la lista de presuntos prospectos estaría encabezada por  el ex aspirante a candidato a gobernador y diputado federal, Alejandro Guevara Cobos, oriundo del Mante, el ex diputado local y ex dirigente estatal de la CNOP, Juan Alonso Camarillo, el ex diputado de Tampico, Roberto González Barba y el ex jerarca estatal de los priistas, el victorense Enrique Cárdenas del Avellano, entre otros.

Para muchos militantes, empero, el idóneo en las actuales condiciones para dirigir al Revolucionario Institucional no sería ninguno de los aludidos, sino Óscar Luebbert Gutiérrez y el método de elección,  la consulta a la base.

Con esos elementos, cualquiera que fuese al final de cuentas el elegido,  llegaría  al cargo con el máximo respaldo interno, que no se lograría si las cúpulas optaran por la vía del dedazo o designación desde arriba, como sucedió con el actual dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza, quien, como es de todos sabido    fue impuesto desde Los Pinos a pesar de que nunca  había desempeñado un cargo directivo ni de elección popular, carece del liderazgo que exige la posición.

        jlhbip2335@gmail.com

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