Profundizar en la mitología del Mediterráneo, nos lleva hasta las cercanías de Sicilia y el dulce canto de las sirenas homéricas. La Odisea de Ulises, describe la belleza y recrea el relato de mujeres fantásticas con medio cuerpo de ave, muy diferentes a los moldes visuales inventados por la cultura consumista de damas oceánicas, con caderas de pescado.
La narrativa de esta aventura, donde el héroe de la leyenda griega, le ordena a sus marineros que se tapen los oídos con cera y que a él lo amarren al mástil del barco, es muy hermosa. Al final, todos ellos derrotan a las sirenas, que pretendían seducirlos con sus cantos y provocar su hundimiento. Entonces, vienen las consecuencias, pues según las reglas del juego mitológico, al fracasar, una de aquellas ninfas aladas tenía que morir.
La sirena se llamaba Parténope, y su cuerpo fue arrastrado, hasta quedar tendida en las costas italianas, justo, donde ahora se erige la ciudad de Nápoles. Es aquí, donde la imaginación se diluye en tierra firme y empiezan a nacer los hechos reales: la historia de la delincuencia europea, y sus dos enclaves más emblemáticos: la mafia siciliana y la camorra napolitana. Los dulces cantos de los poderes fácticos, que hasta la fecha, siguen seduciendo al poder político, sin importar que sean de izquierda o de derecha. La inmigración masiva de sicilianos y algunos napolitanos, (entre ellos la familia de Al Capone) llega a Estados Unidos, hacia finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, con el ingreso de cien mil italianos, donde se incubaba el germen de lo que años después serían las poderosas familias del crimen organizado.
Paralelamente, la última década del porfiriato en México, marcó ya desde entonces, la existencia de un mercado negro en la frontera tamaulipeca. En nuestro país, el desarrollo delincuencial, traducido en el contrabando de alcohol, al estilo de las mafias estadounidenses, se iniciaría de manera visible, hacia 1929 en coincidencia con el nacimiento del PNR callista. Y alcanzaría niveles escandalosos con el alemanismo. Ya desde entonces, Tamaulipas ocupaba un lugar importante, en el trasiego de mercancías ilegales.
La maldición de las sirenas sicilianas y napolitanas, derrotadas por Ulises, en el Mediterráneo, llegó a nuestro estado, para quedarse. Tal y como ocurrió en las costas de la Europa del sur, en las costas tamaulipecas, nacieron también poderosos grupos de familias, que a la postre derivarían en temibles carteles, hasta hoy imbatibles.
En la actualidad, el ulular de las sirenas policiacas, constituyen el sonido urbano más cotidiano de los pueblos y ciudades tamaulipecas. Pero estas solo causan un impacto psicológico entre la ciudadanía, pues la delincuencia les ha perdido el respeto.
Las sirenas, y sus torretas encendidas, siguen arrastrando a lo largo y ancho de la geografía tamaulipeca, el sonido más emblemático del miedo ciudadano.
La Odisea de la inseguridad tamaulipeca, no tiene para cuando terminar. El tránsito de nuestra sociedad, hacia la paz social, sigue prolongándose, como Penélope que tardó 20 años, esperando a Ulises.
Y lo más preocupante: en México, las instituciones parecen haber sucumbido a los dulces cantos de la complicidad y del contubernio.
Festejan a las madres en la UAT
Para quienes no saben como surgió la fecha más emotiva de México, esa que nos mueve a invadir las tiendas para comprar pasteles, ramos de flores y organizar festejos familiares, en todas las escalas sociales, fue el periodista Rafael Alducín, fundador del diario Excélsior, quien en 1922, convocó con éxito a la instauración de esta celebración. Alducín, más que un buen periodista, era un excelente y visionario hombre de empresa. Lamentablemente murió joven,
pues se cayó de un caballo, durante un paseo campestre en Chapultepec.
A propósito del 10 de mayo, nuestra universidad pública, la UAT no se quedó atrás y celebró exitosamente a las madres, con un bonito festejo en esta capital. Cientos de jefas de familia, pertenecientes al SUTUAT, acudieron al tradicional encuentro en su honor. Hubo rifa de regalos, ricos platillos, y desde luego no podía faltar la música, para alegrar el alma.
En esta ocasión, asistió con la representación del rector, el Secretario de Administración Víctor Hugo Guerra García, mismo que emitió un mensaje de reconocimiento a las madres trabajadoras. La líder sindical del SUTUAT, Verónica Trejo Zuñiga, destacó también el esfuerzo diario de las festejadas, en favor de la UAT, y saludó la presencia de las jubiladas, mismas que según dijo sirven de ejemplo a las generaciones más jóvenes.
POSDATA.- Muy lamentable, el atentado sufrido por la representante de desaparecidos en San Fernando. El líder visible en Victoria, es Guillermo Gutiérrez Riestra.