Isidro Fabela Alfaro, fundador del mítico Grupo Atlacomulco, llegó al poder del Estado de México en medio de un charco de sangre: el asesinato, a balazos, del gobernador Alfredo Zárate Albarrán.
Secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Venustiano Carranza, el abogado nacido en el pequeño pueblo mexiquense, prácticamente se encontraba retirado del servicio público a principios de la década de los cuarenta.
Sin embargo, los sangrientos hechos del 5 de marzo de 1942 registrados en el Centro Charro de Toluca cambiaron para siempre la vida y la trayectoria política de Isidro Fabela.
El diplomático fue llamado con urgencia por el presidente Manuel Avila Camacho. El general tenía una encomienda, una instrucción para el nativo de Atlacomulco: tomaría las riendas de la gubernatura del Estado de México. Esa sería su tarea.
Si bien Alfredo Zárate Albarrán, entonces líder del Grupo Toluca, no murió al instante tras recibir 7 u 8 balazos -se afirma que fueron de distintos calibres-, tres días después del atentado falleció.
El contexto político nacional de la muerte de Alfredo Zárate Albarrán era propicio para pensar que el asesinato se trató de algo más que una simple diferencia producto del excesivo consumo de alcohol.
La versión que va más allá del crimen en una noche de borrachera: El toluqueño formaba parte activa de un Bloque de Gobernadores que comenzaron a cuestionar ciertas decisiones del presidente Manuel Avila Camacho.
Eran otros tiempos, eran los tiempos de la Post-Revolución. Las cosas en materia política se resolvían de otra forma. Además, el hermano mayor del presidente de la república, Maximino Avila Camacho, era un tipo explosivo, agresivo. Su perfil violento lo definía.
Con la orden del presidente, el diplomático Isidro Fabela llegó al Estado de México con la intención de formar una nueva e influyente clase política, una casta que tendría su sede en el pequeño poblado de Atlacomulco.
En una de sus primeras decisiones como gobernador, el ex embajador de México en Alemania designó a su pariente Alfredo del Mazo Vélez como titular de la Tesorería General de la entidad.
Un año después, bajo una vorágine de presiones políticas desde distintos frentes, Alfredo del Mazo Vélez, también nativo de Atlacomulco, fue enviado a la Secretaría de Gobierno. El camino estaba trazado para que en 1945 se convirtiera en el nuevo gobernador del Estado de México. El grupo político se fortalecía y se consolidaba.
Alfredo del Mazo Vélez es padre de Alfredo Del Mazo González, quien fue gobernador mexiquense en el periodo 1981-1986; y abuelo de Alfredo Del Mazo Maza, actual candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México, la que estará en disputa en las urnas mañana domingo.
Este 4 de junio puede ser un día histórico si el Revolucionario Institucional pierde la elección ante la oposición de izquierda articulada en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que lleva como aspirante a la profesora Delfina Gómez.
La herencia del poder político de la familia Del Mazo proviene del padre de Alfredo Del Mazo Vélez: Manuel Del Mazo Villasante, quien fue alcalde de Atlacomulco.
Como se observa, el Grupo Atlacomulco es una dinastía política que ha dominado el escenario político del Estado de México. Desde su fundación como grupo de poder en marzo de 1942, ha colocado a seis gobernadores en la entidad.
Esos gobernadores nacidos en ese municipio fundado en 1824 son: Isidro Fabela Alfaro, Alfredo Del Mazo Vélez, Salvador Sánchez Colín, Alfredo Del Mazo González, Arturo Montiel Rojas y… Enrique Peña Nieto, actual presidente de la república.
Aunque muchos identifican a Jorge Hank González como líder del Grupo Atlacomulco desde que asumió la gubernatura mexiquense en 1969 y hasta que falleció, en 2001, el lugar de nacimiento del poderoso y controvertido profesor fue Santiago Tianguistenco.
A la muerte de Jorge Hank González, quien fue Regente del Distrito Federal en el sexenio de su amigo José López Portillo, el personaje que tomó el control del Grupo Atlacomulco fue Arturo Montiel… quien cobijó a Enrique Peña Nieto.
Ahora, el cada vez más solitario hombre de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, quiere imponer a toda costa a su pariente lejano Alfredo Del Mazo Maza. La misión luce harto difícil, compleja por cualquier lado. Es la hora decisiva: Si gana el candidato priista, nadie le va a creer y surgirá un conflicto post-electoral de antología. Si pierde, la dinastía de Atlacomulco sufrirá la derrota más dolorosa de su larga historia.
Una historia que inició en medio de un charco de sangre, cuando asesinaron a Alfredo Zárate Albarrán en Toluca, en marzo de 1942. Eran los turbios inicios de la Revolución Institucionalizada. Una organización partidista que hoy, todo indica, vive su peor crisis.
Y PARA CERRAR…
Enrique Ochoa Reza tendrá que renunciar a la presidencia del PRI si el tricolor pierde mañana las gubernaturas del Estado de México (la única que podría rescatar), Coahuila y Nayarit.
¿Y las alcaldías de Veracruz? Ahí, el priismo no tiene absolutamente nada qué hacer. Está, en todos los sentidos, perdido. La disputa en la elección veracruzana será escenificada por el PAN y Morena.




