Lo qué pasó ayer en el CEDES (penal) de Ciudad Victoria puede leerse de muchas formas, es obviamente un hecho violento de alto impacto que acaparó desde que comenzó la balacera las entradas de los noticieros locales y nacionales y convocó a decenas de páginas de noticias a transmitir en vivo y en directo las ráfagas de adentro, los gritos de desesperación de afuera y la tensión de buena parte de la capital tamaulipeca.
Así es mis queridos boes, lo que desde mi punto de vista no sería válido, es que haya quienes sigan apostando al fracaso del gobierno actual en el tema de seguridad sólo porque su candidato el 5 de junio del año pasado no era Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
Es, reitero, desde mi punto de vista, miserable que algunos comenten, califiquen, analicen con el estómago y no bajo la premisa del bien común hechos como el de ayer, porque se les acabó el negocio, la dádiva, el privilegio.
¿Esos eran los vientos del cambio?, cuestionaban algunos, cuando si usamos el cerebro para analizar los hechos como el de ayer en que murieron un interno y tres policías, tendríamos que reconocer que por primera vez desde hace varios sexenios un gobernador se ha armado de valor para limpiar lo que antes era intocable.
Apostarle al fracaso en esa limpia, es tan miserable como si se festinara la muerte de esos servidores públicos y el dolor de sus familias.
Hoy lo menos que se le tiene que reconocer a la administración de Cabeza de Vaca es que está haciendo algo, porque pudo haber optado por la ‘estrategia’ de Egidio Torre Cantú y seguir esperando otros seis años a que viniera la Federación a terminar con el baño de sangre en que hemos estado en Tamaulipas desde hace una docena de años.
Bien pudo Cabeza de Vaca dejar que las cosas siguieran el mismo curso que llevaban, al fin que ahí están Miguel Ángel Osorio Chong y Enrique Peña Nieto para echarles la culpa, pero prefirió cumplir con el compromiso en campaña de trabajar duro para regresar la tranquilidad a quienes habitamos está muy dolida patria chica.
Tendríamos, insisto y reitero en que es mi opinión, que aplaudir que un gobernador se arme de valor, le ponga ‘productos de gallina’ e intente romper el poder de quienes están fuera de la ley, aplaudir que hoy en Tamaulipas autoridad está ahí en la primera línea, como ayer en la línea de fuego y no tratando de callar medios de comunicación que hoy pueden sin ninguna restricción relatar la cruel realidad que nos ha tocado vivir.
Ayer en Tampico, antes de las horas de balazos en el Penal de Victoria y tras haber encabezado un evento de turismo con el titular del ramo a nivel federal Enrique De la Madrid, a Cabeza de Vaca le preguntaron que cómo iba a garantizar la seguridad de los turistas que estaban invitando a Tamaulipas, si no había podido cuidar a los tamaulipecos.
Y es a eso a lo que me refiero cuando digo del análisis hecho con el estómago o la cartera extrañando el convenio con el pasado, porque lleva implícito el diagnóstico sesgado de que ya se fracasó y solo han pasado 8 meses de un gobierno de seis años.
Porque pareciera que quienes lo hacen así, no concedieran mérito a la intervención en los penales, a la intervención en el transporte público y combate a los piratas, no concedieran mérito al cierre de los casinos.
Pese a ello, ayer Cabeza de Vaca respondió puntual, que protegería a los turistas como lo ha hecho hasta ahora con los tamaulipecos y recordó el número récord de visitantes en Semana Santa: 2.7 millones a las playas y ciudades del Estado.
También reconoció que faltan muchas cosas por hacer en materia de seguridad, insistió en que no le ha mentido a nadie y que está poniendo todo su esfuerzo por regresar la paz que todos anhelamos.
La noticia de la balacera en el Penal de Victoria debió sorprender al gobernador en la comida con el Secretario de Turismo federal en Tampico, para entonces su gabinete de seguridad ya atendía la emergencia, porque recordemos que todo comenzó luego de que las fuerzas estatales ingresaron a la cárcel a una revisión y tras una media hora de operativo fueron recibidos a balazos matando a tres efectivos.
Si, fuimos nota nacional, si es muy triste ver que el problema de la violencia, la corrupción en penales y el poder de los grupos es mucho mayor que cualquier análisis que se tuviera de ellos, pero insisto sería más triste que en Tamaulipas tuviéramos otro gobernador que no hiciera nada, no dijera nada, no dejará que se supiera nada.
Tan triste como leer a algunos de los empresarios favoritos del pasado mofarse de lo que llaman un fracaso, como si el fracaso de las instituciones no fuera un fracaso colectivo. Al Gobernador habría que desearle éxito, apoyarle para que pronto termine la tarea y tengamos un Tamaulipas en paz, pero de verdad, no una tranquilidad maquillada por el silencio y la simulación.
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