La elección que tendrá su clímax el 1 de julio es histórica por muchas razones, pero una de ellas ha sido poco analizada: hoy como nunca los tres principales frentes políticos están ardiendo por dentro, al mismo tiempo que lanzan bombas incendiarias hacia sus oponentes.
Así es mis queridos boes, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, en ese orden, porque es como van en las encuestas, no han podido esconder que mientras combaten a los ‘enemigos’ naturales, el barco se les quema en las entrañas y eso aún no se mide en los sondeos.
Sí, digan lo que digan en las redes y en los discursos los disciplinados priistas, hay al interior de dicho partido mucho más que una gastritis ocasionada tras la designación de José Antonio Meade, más panista que priista que les echó en cara desde sus primeros mensajes que él si era bueno como candidato porque no era priista.
El enojo tricolor es harto evidente, los números de las encuestas lo dicen: Meade ni siquiera ha podido contar hasta ahora ni siquiera con la promesa de voto de la base priista, lo que le coloca en un cada vez más lejano tercer lugar.
Hoy, los candidatos del PRI a las alcaldías, diputaciones federales, senadurías y demás cargos en juego en el país hacen lo posible por desmarcarse de quien pinta para repetir la historia de Roberto Madrazo que terminó tercero cuando ganó Felipe Calderón.
Lo menos que dicen los priistas es que su candidato externo no prendió y la sombra de la sustitución le ha perseguido desde las primeras semanas de su destape.
Insisto, nunca en el PRI habían tenido tal rechazo a su propio candidato, las descansadas a Morena y al PAN confirman lo que digo, se van porque ven que el barco está rumbo al fondo.
Pero en el PAN tienen también su incendio interno que, lento pero carcome, lento pero lacera, a veces marca agenda, porque desde hace más de un año se vieron incapaces de cerrar la puerta cuando discutían al interior, al contrario han llevado el pleito ‘fraternal’ a los medios.
Nunca, nunca de los nuncas, los panistas habían llegado a una elección con un candidato a la presidencia al que correligionarios le dijeran como a Anaya: dictadorzuelo, traidor y que atizaran la idea de un presunto enriquecimiento poco claro.
Que lo diga Enrique Ochoa, Meade, Manlio Fabio, Gamundi, Checo Guajardo o Roberto González Barba, todos bien priistas, se entiende, pero que los que lo griten sean: Felipe Calderón, Roberto Gil Zuarth, Cordero, entonces la cosa cambia.
Pese a ello, al que los que ahora atacan desde dentro del PAN, antes elogiaban como el ‘joven maravilla’, sigue firme en el segundo lugar de las encuestas y ha logrado sobrevivir a las campañas orquestadas desde los medios para bajarlo sin éxito.
¿Hasta donde le alcanzará a Anaya la fuerza para batallar adentro contra sus compañeros de partido que le rinden por abajo, mientras que los de la oposición hacen lo propio?, no lo sé, pero de que necesita con urgencia a los bomberos, es un hecho.
Y hasta el puntero trae las naves ardiendo, aunque ante los medios Andrés Manuel López Obrador muestra un rostro afable y hasta cariñoso, su realidad es la que se ha comenzado a vivir en las asambleas municipales y distritales por la conformación de plantillas de regidores y asignación de candidatos.
Los morenistas, que son los menos, han pasado de las malas caras con los ‘prietos’ que acostumbrados a arrebatar han llegado a las reuniones en busca de quedarse con la tajada de un pastel que todavía no ganan y eso ha terminado a golpes y mentadas de madre.
El origen de los pleitos ha sido en la mayoría de los casos la decisión de el Peje de admitir entre sus filas a lo peor del PRI, en una clara confesión de facto de que lo que le importa es ganar aunque sea con la ayuda de una parte de la ‘mafia del poder’.
Adentro, los de Morena no están contentos, porque los priistas han tomado ya la mayoría de las candidaturas a las diputaciones y alcaldías, por eso los trancazos, por eso las trifulcas.
Hasta donde llegará la hemorragia interna de Morena, tampoco lo sé, pero de que puede descarrilar el proyecto de Andrés Manuel, es un hecho.
Lo que vimos ayer en Madero por ejemplo no deja lugar a dudas, muchos ahí que ayer se rayaron la madre, como ha ocurrido en la CDMX, en Matamoros, en Nuevo León, en San Luis, por todos lados, podrían el día D cobrarse las ofensas.
Alma Laura y Zorrilla…
wHoy se registran como candidatos rumbo a la reelección los alcaldes de Altamira y Madero, Alma Laura Amparán y Andrés Zorrilla, ambos se perfilaron como candidatos únicos desde hace semanas, veremos cómo siguen rumbo a la constitucional.
Miguel Gómez, el tejido fino…
Bastante van a tener que reconocerle a Miguel Gómez Orta cuando se evalúe el trabajo político en la zona sur en favor de la causa panista. El que en sus horas laborales funge como representante del gobierno de Cabeza de Vaca y lo hace bien, en sus ratos libres ha logrado la adhesión de no pocos contingentes tricolores a las huestes azules, insisto se lo van a reconocer.
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