Miami. Químicos usados en envoltorios de alimentos, sartenes con coberturas antiadherentes y prendas de ropa pueden disparar el peso corporal al interferir en el metabolismo, especialmente de las mujeres, dijeron el martes investigadores estadunidenses.
Estos químicos -conocidos como sustancias de perfluoroalquilo (PFAS)- han sido anteriormente vinculados con el cáncer, alteraciones hormonales, disfunción inmune y colesterol elevado.
“Ahora, por primera vez, nuestros descubrimientos han señalado un nuevo camino en el cual los PFAS pueden estar interfiriendo con la regulación del peso corporal en los humanos y contribuyendo, por tanto, a la epidemia de obesidad”, dijo el autor principal del estudio Qi Sun, profesor del departamento de Nutrición en la Universidad de Harvard.
Los investigadores han encontrado que los PFAS -también conocidos como “obesogenes” por su interferencia con la regulación del peso corporal- están vinculados con un ritmo metabólico más lento en momentos de reposo.
Personas con altos niveles de PFAS en su sangre también presentaron metabolismos más lentos tras procesos de pérdida de peso.
El estudio revisó datos de 621 personas con sobrepeso y obesidad que participaron en un ensayo clínico realizado a mediados de la década del 2000.
El estudio revisaba los efectos de cuatro dietas para perder peso, pero saludables para el corazón, por un periodo de dos años.
A los participantes también se les midieron sus niveles de PFAS en la sangre.
En promedio, los voluntarios perdieron 6.4 kilogramos de peso en los primeros seis meses, pero retomaron 2.7 kilogramos en el siguiente año y medio.
“Aquellos que ganaron más peso después también tenían las mayores concentraciones de PFAS en la sangre, un vínculo que era más fuerte entre las mujeres”, revela el informe divulgado en la publicación PLOS Medicine.
“En promedio, mujeres que tenían los niveles más altos de PFAS en sangre (en el tercio superior) recuperaron entre 1.7 y 2.2 kilogramos más de peso que las mujeres en el tercio inferior”, expone el estudio.
Los investigadores también descubrieron que aquellos con los niveles más altos de concentración de PFAS en sangre tenían “más bajos niveles de ritmo metabólico en estado de reposo”.
Los PFAS existen desde hace unos 60 años y han contaminado fuentes de agua potable cerca de algunos sectores industriales, bases militares y plantas de tratamiento de aguas residuales.
Los químicos se pueden acumular en el agua potable, quedarse por largo tiempo en el cuerpo y son difíciles de evitar.
“Generalmente pensamos en los PFAS en términos de problemas de salud como el cáncer, pero parece que también juegan un papel en la obesidad, un problema de salud considerable que afecta a millones de personas”, explicó el coautor del estudio Philippe Grandjean, profesor de salud ambiental en Harvard.
“Los descubrimientos sugieren que evitar o reducir la exposición a los PFAS puede ayudar a las personas a mantener un peso corporal estable luego de que hayan logrado perder peso, algo que afecta especialmente a las mujeres”, dijo.
CON INFORMACION DE VANGUARDIA.