Durante esta semana sostuve diversas reuniones con actores que toman decisiones, con impacto en la escena nacional, en dichas conversaciones me quedé pasmado de escucharlos en la que notoriamente para ellos está lejana la posibilidad de alcanzar la realidad energética que hoy viven los mexicanos comunes. En este mismo espacio editorial con frecuencia argumento que las grandes ventajas que atrajo la reforma, empero no son acciones que sean palpables todavía.
Un diputado federal que aprobó la reforma me comentaba en tono molesto sobre el atraso de los beneficios hacia la ciudadanía, algo que está abonando al enojo social que existe en todas las regiones del país. Sin embargo, existe en las instancias económicas del gobierno federal una percepción que el consumidor está gastando más, por un incremento a sus ingresos mensuales. Aquí están marcadas las dos posturas, sobre una misma realidad.
México llega tarde a la apertura energética internacional y tarde se están percibiendo los beneficios de las nuevas condiciones del mercado nacional, con real competencia entre los jugadores del sector. Sin embargo, no se debe negar que existe un impacto real en la percepción pública; sólo para poner un ejemplo, un coche tipo sedán como el Volkswagen Vento, con un tanque de capacidad para 45 litros de combustible, en 2010 se llenaba de gasolina Magna con 376.20 pesos, este fin de semana en el centro de Nuevo Laredo o Matamoros se llenaría con 621.90 pesos, mientras que en el centro de Victoria serían 797.40 pesos, es decir, en tan sólo seis años el precio del hidrocarburo es aproximado de 90 por ciento.
Conversando con empresarios del transporte federado del norte, centro y sur de México, refieren sobre el importante impacto que han tenido en la movilidad de sus unidades por concepto de uso de diésel, con una notable variación del casi 100 por ciento reflejado entre 2010 cuando costaba 8.45 pesos el litro, contra los actuales 18.51 pesos por litro en Matamoros, Tamaulipas.
Hace dos semanas anticipaba en este medio sobre lo que me habían comentado adentro de las autoridades energéticas del país, que estaban investigando a las empresas gaseras sobre la probable concentración monopólica de la distribución del gas Licuado de Petróleo (LP) y gas natural; posteriormente se dio a conocer a los medios apenas la semana pasada. También versé aquí mismo, con información de la Secretaría de Energía que el consumidor había regresado a la utilización de otras alternativas combustible para el hogar, siendo la leña.
Gracias a la reforma ahora hay más opciones en marcas de gasolineras, gran variedad de aditivos para mejorar el rendimiento de las gasolinas, ni que decir en la libre competencia en los precios de los hidrocarburos. Falta mucho por transitar para llegar a costos mejores, mientras tanto, el comprador está optando por usar de forma diferente sus vehículos, compartirlo o incluso adquiriendo gasolinas robadas, utilizando carreteras libres, regresando a la leña, además de calentadores solares. El consumidor mexicano ya está más informado y más experimentado en buscar alternativas. ¿Usted qué opina?
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