El once de marzo por la noche de 1947 un grupo de personas se habían reunido en el restaurante La Revancha para decidir tomar al día siguiente la presidencia municipal de Llera y derrocar el gobierno de José Montelongo.
Ese día por la mañana, como ya era costumbre, barríamos y regábamos el frente de la casa donde por cierto se encontraba la tienda La Regional, propiedad de mi padre don Guadalupe Villarreal Silguero, contra esquina de la presidencia, un viejo edificio construido a base de sillar y techo de lámina galvanizada allá por 1926.
Por la otra acera se ubicaba el negocio de don Julián Gordón. Tenía dos hermosas hijas.
Teníamos a la sazón cinco años de edad, pues deben saber que en ese entonces la costumbre era barrer y regar muy temprano el frente de la tienda antes de almorzar e irnos a la escuela ubicada en la esquina Hidalgo con Pedro José Méndez donde hoy se encuentra la Primaria Leyes de Reforma.
Por aquellos años la escuela se conocía como el Centro Escolar y Cultural Lauro Aguirre.
El director si mal no recuerdo era el profesor Andrés Pérez Esquivel, victorense a quien conocíamos como El Diablito por tener la mala costumbre de jalarnos de las patillas, posteriormente se fue a radicar a Ciudad Victoria donde regenteó una tienda de su propiedad ubicada frente a la plaza del diecinueve Bravo en la ciudad capital del estado, misma que si mal no recuerdo se llamaba El Ventarrón.
Años antes había contraído matrimonio con la maestra Lupita Tovar Pereyda, originaria de Llera e hija de doña Paula, nacida en el estado de Chiapas, quien por cierto implantó en el pueblo de mis mayores los tamales envueltos en hoja de plátano. Muy ricos por cierto.
Pues bien el trece de marzo de 1947 amaneció tomada la presidencia municipal con un saldo de tres muertos: dos dentro de la alcaldía y uno alrededor del ya derrumbado kiosco de una sola planta, con techo de lámina y una veleta en la cúspide que permitía conocer el rumbo y fuerza del viento.
Así, tal como lo describo, amanecía nuestro pueblo aquel trece de marzo de 1947, hoy hace setenta y un años.
Entonces quien esto escribe contaba con cinco años de edad.
¿Cómo la ve?.
A propósito porque se dice que el martes trece es un día de mala suerte.
Si alguien lo sabe o tiene una idea de esto mucho se lo vamos a agradecer.
En ese tiempo, del año del que les platico, si mal no recuerdo el pueblo era sumamente pequeño y cuando mucho éramos alrededor de quinientos habitantes, el único cine que funcionaba era el de don Vicente Rangel que por cierto con un embudo de lámina se paraba en cada esquina anunciando las películas del día. El boleto de entrada era de un peso para adulto.
Total eran tiempos hasta cierto punto romanticones y de irse a dormir temprano, pues para las diez de la noche ya estábamos en el primer sueño.
La plaza contaba con un kiosco de una planta, con un alto tronco en medio y rodeado de bancas de granito, una de las cuales si mal no recuerdo todavía existe y se encuentra en la planta baja de la presidencia municipal.
En fin hoy es 13 de marzo y un día como este pero de 1947 amaneció tomada la presidencia municipal y sus puertas de madera agujeradas de varios balazos.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE.