CIUDAD MADERO, Tamaulipas.- Don Gilberto Loza Guerrero, con 58 años de edad y de oficio taxista, había destinado ese día, jueves 1 de marzo para realizar algunos trámites personales en dependencias públicas de Ciudad Madero. No regresó a casa. Se convirtió en una de las tres víctimas que perdieron la vida como consecuencia del trágico accidente vial ocurrido sobre la calle 1 de Mayo en la zona centro de ese municipio; un hecho que conmocionó a toda la región.
Falleció a los tres días del suceso en el hospital civil “Dr. Carlos Canseco”, de Tampico debido a las graves heridas que sufriera cuando, junto con otros comensales del puesto de tortas “Mario’s”, fueron embestidos por una camioneta que se desplazaba a exceso de velocidad, conducida por una joven de 21 años de edad, en avanzado estado de ebriedad.
Una semana y media después, su esposa Nidia Elena Granados Medina y sus hijas Ana Paola y Melisa, evocan entre lágrimas, lo amoroso y trabajador que siempre fue su esposo y padre; las angustiantes horas posteriores al accidente y lo incierto de su futuro como familia.
“Salí a trabajar y el -Gilberto- estaba dormido. Me habló a media mañana preguntándome por unos papeles porque tenía que ir al DIF”, refiere doña Nidia, quien aunque una clienta del negocio donde labora, les hizo mención del fatal accidente y les mostrara algunas fotos, nunca se imaginó que ahí se encontraba su cónyuge. Fue hasta cerca de las 6 de la tarde, cuando su hija Melisa, mediante una llamada telefónica, le comunicó la terrible noticia.
Dona Nidia y don Gilberto son originarios de Poza Rica, Veracruz, pero desde que contrayeron matrimonio, hace exactamente 26 años, han radicado en Ciudad Madero. Lugar donde decidieran establecerse, y donde nacieran sus dos hijas.
“Mi esposo era una persona muy alegre, con un sentido del humor único; amiguero a morir. Una persona noble y humana, muy amoroso”, recuerda doña Nidia con una mezcla de cariño y tristeza en la mirada.
Fue su hija Melisa Loza, de 22 años, estudiante de la carrera de Ingeniería en Gestión Empresarial quien, mediante llamadas telefónicas de sus amistades que seguían las trasmisiones del accidente en redes sociales, se enteró que su padre se encontraba entre los heridos, por lo que decidió comunicarse con su madre.
Tras recibir la llamada, doña Nidia se trasladó hacia el hospital donde pudo hablar con su esposo quien permanecía inconsciente.
“Entré a verlo al hospital, me preguntó cómo me había enterado del accidente y le platiqué, él me dijo: “gorda, estaba yo comiendo y nos atropellaron”, y empezó a llorar y yo le dije que todo estaría bien y después me sacaron y fue cuando le dio el primer paro cardiaco”.
Don Gilberto tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de urgencia para intentar controlarle las hemorragias internas del abdomen debido a lo dañado que se encontraba su intestino, abdomen, bazo y algunas arterias de los riñones que resultaron desgarradas lo cual originó el sangrado.
Fue durante la cirugía que sobrevino un paro cardiaco, logrando ser estabilizado. Posteriormente fue trasladado a terapia intensiva para atender un tercer paro cardiaco; fue en ese trance cuando los médicos le permitieron a su esposa y a sus hijas hablar con él y despedirse aunque ya no fue posible que recobrara la conciencia.
Al filo las 10: de la mañana del sábado 3 de marzo, se presentó el cuarto paro cardiaco y don Gilberto Loza expiró.
LA ASEGURADORA NO RESPONDIÓ
Melisa Loza señala que la aseguradora Quálitas no dio respuesta cuando se le solicitó que le emitieran un pase para la atención de urgencia en un hospital privado; una total insensibilidad y falta de humanidad.
“Hubo manera de poder trasladarlo, me fui al Ministerio Público para pedir que trasladaran a mi papá, ahí estaba el ajustador del seguro y me dijeron que no, que hasta pasadas las 2 horas y si mi papá no se moria, me daban el pase”, aseguró.
Mientras que su otra hija, Ana Paola señala que la joven responsable del accidente estaba ahí en la Procuraduría, junto a su padre, y en ningún momento se acercó a presentarles sus disculpas.
“Ninguna de las tres familias hemos recibido apoyo por parte de la compañía aseguradora que cobra altas cuotas, nos pidieron que otorgáramos el perdón pero dándonos una cantidad mínima, que no nos podría apoyar en nada mientras buscamos un trabajo para poder mantener a nuestra madre, la casa y concluir los estudios”, refieren.