La ola de violencia desatada en la ciudad de Río de Janeiro, en Brasil, ha escalado un eslabón tras el asesinato de Marielle Franco, quien era concejala y activista en pro de los derechos de la mujer en su país.
Dos hombres, que aún no han sido identificados, iban a bordo de en un vehículo cuando efectuaron nueve disparos al auto de Franco, de 38 años, y a su chofer, Anderson Pedro Gomes, cuando la activista regresaba a su hogar después de participar en un acto por los derechos de las mujeres negras en el barrio de Lapa, al centro de la ciudad.
@CIDH repudia o assassinato de Marielle Franco, defensora de direitos humanos e de seu motorista, Anderson Pedro Gomes, no #Brasil | #MarielePresente | https://t.co/mmUxlkytNK… pic.twitter.com/dLBGM1ewMa
— Paulo Abrāo (@PauloAbrao) 16 de marzo de 2018
¿Quién era Marielle Franco?
Mujer, joven, negra de favela. Marielle Franco hizo de esa difícil combinación de factores su motor de lucha y, desde la calle o más recientemente como concejal, nunca se cansó de elevar su voz contra el racismo, el machismo y los abusos policiales en Río de Janeiro.
Nacida y criada en el complejo de favelas da Maré, una de las zonas más violentas de Río, se había graduado en Sociología y realizó una maestría en Administración Pública por la Universidad Federal de Río. Trabajó como asesora del diputado del Estado de Río y excandidato a alcalde, Marcelo Freixo.
La muerte de una amiga por una bala perdida fue la que lanzó a la joven carioca a la lucha por los derechos humanos, centrándose especialmente en las minorías silenciosas de las favelas y en las mujeres negras de su país. Había entrado en la Cámara Municipal de Río en las pasadas elecciones de 2016, cuando fue la quinta concejala más votada con 46 mil apoyos, según recoge el diario O Globo.
El ejército en la mira
Hace dos semanas, Marielle Franco había asumido la función de relatora de la Comisión de la Cámara de Concejales de Río creada para vigilar la actuación de las topas a cargo de la intervención militar del área de seguridad de la ciudad, decretada por el presidente Michel Temer para contener una escalada de violencia en este estado.
La medida, que no había sido implementada desde 1985 en ese país, fue ampliamente criticada por activistas de los derechos humanos, entre ellos la concejala Marielle Franco, quien era experta en violencia policial y en varias ocasiones acusó a agentes de ser excesivamente agresivos con los habitantes de las favelas.
Por ello, la muerte de Franco ha puesto al ejército brasileño en la mira de los ciudadanos, e incluso su partido, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), convocó a una marcha, a la que miles de personas asistieron para exigir la las autoridades esclarecer el caso y hacer justicia por la muerte de quien muchos brasileños consideraban un símbolo de superación e inspiración para Brasil.