Hace dos días, unos 150 ex gobernadores priistas de todo el país se reunieron con el candidato tricolor a la presidencia de la República, había de todos los estados menos de Tamaulipas, porque los de acá enfrentan cada uno situaciones muy particulares, por cierto nada envidiables.
Así es mis queridos boes, José Antonio Meade se reunió con lo más rancio del viejo PRI para ‘beber’ de ellos la experiencia, la sabiduría de los años de gloria de un partido que parecen no volverán.
Estaban entre las finísimas personas a las que convocó Meade los ex mandatarios: Julián Gascón Mercado, quien gobernó Nayarit en 1969, así como Manlio Fabio Beltrones (Sonora, 1991-1997), César Camacho (Estado de México, 1995-1999), Francisco Labastida (Sinaloa, 1987-1992), Beatriz Paredes (Tlaxcala, 1987-1992), Miguel Alemán Velasco (Veracruz, 1998-2004) y Dulce María Sauri (Yucatán, 1991-1993) y muchos otros.
No estaban por supuesto los peores: Javier Duarte de Veracruz, Roberto Borge de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, de Quintana Roo; Andrés Granier, de Tabasco; Jesús Reyna, de Michoacán, Eugenio Hernández y Tomás Yarrignton de Tamaulipas.
Todos estos últimos desde luego impedidos porque están en prisiones en sus estados o en el extranjero.
También faltó César Duarte, escondido aún en Estados Unidos porque el gobierno panista de Chihuahua lo persigue de una docena de delitos, pese a que la Federación que comanda Enrique Peña Nieto le han perdonado los delitos más graves.
Tampoco se presentaron entre otros: Rodrigo Medina ocupado en defenderse de las demandas de peculado y otras barbaridades que le achacan en Nuevo León, no Humberto Moreira de mala fama en Coahuila o Fidel Herrera de negro historial en Veracruz, o Egidio Torre de sabores amargos en Tamaulipas.
Pero bueno, a los que sí invitó, porque no los persigue la justicia federal o las de los estados, Meade les convocó a cerrar filas en torno a su candidatura, a su partido
“Cerrar filas en torno a su proyecto de nación” y “pensar en el bienestar de las futuras generaciones, no solo en las elecciones del 1 de julio”, les dijo.
¿No se habrá dado cuenta aún Don José Antonio Meade que los rostros de los que estaban y más los de los que no estaban, son precisamente los rostros de las historias que este país ya no quiere repetir?
¿No entenderá Meade que son precisamente a esos a los que pidió cerrar filas para que le ayuden a ganar al elección que tiene prácticamente perdida, quienes han hundido al país en la peor de las crisis de seguridad, corrupción y descrédito mundial?
¿Qué tan difícil será que Meade entienda que si el hartazgo tiene nombres y apellidos son precisamente los nombres y apellidos de sus convidados a almorzar el miércoles?.
Qué desafortunado que Meade no haya entendido que si su candidatura tenía alguna esperanza de dar la pelea era cuando intentaba convencer al país de que él no era priista y que no teníamos por qué ligarlo con ‘la liga de la corrupción’ a la que pidió ayuda el miércoles ante el fracaso de su campaña.
Qué raro parece todo en ese partido, en esa campaña, porque mientras desde fuera todos nos damos cuenta de los tumbos que dan y que les pueden dejar más atrás incluso que del tercer lugar en las preferencias electorales, ellos parecen no tener la menor intención de enderezar el barco.
Ya el INE por ejemplo, les echó abajo la alianza PRI-PGR, con lo que el tricolor tendrá que ir solo a darle la batalla sin su ‘sicario electoral’ a Ricardo Anaya, luego de que dicha autoridad le ordenara a la Procuraduría dejar de intervenir en la campaña atacando a un candidato opositor al régimen.
Igual le ordenó el retiro de los spots priistas donde usaban la información de la PGR para atacar a Anaya.
El caso es que mientras el cuarto de guerra de Meade no da una y él se hunde en la intención del voto, el candidato busca aliados entre una bola de impresentables, entre un sindicato de ex gobernadores que si no están en la cárcel es porque efectivamente disfrutaron de las décadas de gloria de un partido único que aplicaba la justicia solo a los enemigos y bañaba de impunidad a sus gobernadores a los que convertía en potentados económicos y caciques electorales que aceitaban la maquinaria que hoy parece inoperante, maltrecha y lista par entrar al yonque, donde ni para refacciones servirá.
El Guty del Conalep…
El director general del Conalep en Tamaulipas, Agustín De la Huerta, estuvo en la reunión nacional de dicho instituto en la CDMX. Al funcionario cuerudo, de Madero, le invitaron para que participara con la conferencia: Tamaulipas un caso de Éxito, tras la aplicación exitosa de varios programas que ha implementado en los colegios a su cargo en la Entidad.
Dichos programas que Guty ha aplicado en los Conalep de Tamaulipas serán replicados en los de otros estados. Una buena noticia que debe contarse.
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