Para Renata, un sol que nace en el horizonte.
El tercer sitio de José Antonio Meade Kuribreña como candidato presidencial del PRI tiene una explicación:
Cuando a López Portillo como candidato le preguntaron cuál era su ventaja electoral, su respuesta refirió el concepto de “democracia cromática”: el escudo del PRI enarbolaba los tres colores de la bandera.
Hoy José Antonio Meade Kuribreña ha escondido el logo del PRI; y el símbolo de su escudo de campaña –y el de todos los candidatos– no son los tres colores nacionales del partido, sino un juego de triángulos horizontales igualitos al logotipo de la cadena Total Play.
La crisis del PRI es inocultable entre militantes priístas y meadistas. Pero en lugar de buscar conciliaciones, grupos meadistas están confrontando a grupos de militantes de base: el priísta Ulises Ruiz Ortiz, exgobernador oaxaqueño y coordinador de la corriente nacional Democracia Interna, está siendo atacado por los priístas de la entidad jefaturados por el gobernador priísta Alejandro Murat obstaculizando un acuerdo con Meade. Y lo de menos es que se trate de una vieja rencilla de las élites locales que viene desde 1992; lo grave es que Meade ha tratado de llevar la fiesta en paz con Democracia Interna, pero los priístas oaxaqueños han optado por la guerra.
Los problemas de Meade son irresolubles:
1.- No es del PRI.
2.- La dirección nacional del PRI fue impuesta por el presidente Peña Nieto y el grupo de interés de Luis Videgaray.
3.- Meade, por tanto, no maneja el PRI.
4.- Sin instrumentos de poder, Meade no se ha atrevido a tomar el control del PRI.
5.- Las conversaciones de Meade con la militancia priísta real –como, por ejemplo, la que tuvo con Ruiz Ortiz– no ha llevado a acuerdos concretos porque Peña-Videgaray-Enrique Ochoa se han negado a darle el PRI a Meade.
6.- Y Meade cometió el error de ocupar las pocas candidaturas que le dejaron Peña y Videgaray no para construir un aparato electoral con los expertos electorales del PRI, sino para imponer a su propia gente de su primer círculo que tampoco milita en el PRI.
El aparato electoral de Meade no es de priístas, los pocos que han sido leales carecen de instrumentos de poder y la militancia experimentada ya entendió que no tendrá ningún espacio en la campaña.
La estrategia de campaña de Meade se basa de manera prioritaria en el modelo Estado de México: el uso de funcionarios, fondos y programas sociales para garantizar votos, pero sin entender que la campaña mexiquense fue un fracaso: la masa de dinero fue escandalosa pero no le alcanzó al PRI para ganar porque el tricolor por sí mismo tuvo menos votos que Morena y le ayudó su alianza con tres partidos para lograr una ventaja apenas de 2.78 puntos porcentuales. Y es claro que a nivel nacional será imposible repetir la experiencia mexiquense.
La crisis del PRI en Oaxaca por la ofensiva contra la corriente nacional Democracia Interna –formada por una importante militancia priísta– podría llevar a una huelga de brazos caídos el primero de julio. Y no por culpa de Meade sino del desorden interno y los grupos de poder estatales como cacicazgos.
Política para dummies: La política es la habilidad para entender la realidad que se encuentra detrás de la realidad.
Si yo fuera Maquiavelo: “Los que por suerte se convierten en príncipes no se sostienen sino por la voluntad y la fortuna, cosas ambas mudables e inseguras de quienes los elevaron”.
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