En el reestreno de la reelección, limitada por ahora a las presidencias municipales, lo que parecía un asunto de mero trámite para quienes buscan repetir por otro periodo, es y será más complicado de lo esperado.
Por lo menos, en los municipios más grandes de Tamaulipas, -Reynosa, Tampico, Madero, Altamira, Victoria, Río Bravo, Nuevo Laredo y Matamoros-, la jornada electoral no ha sido precisamente, un día de campo.
Sucede, sencillamente, que los ayuntamientos arrastran tremendos pasivos en todos los órdenes, provocados por décadas de indolencia y corrupción.
Durante trienios, los alcaldes manotearon en los recursos públicos como si fuera su patrimonio personal y, además, convirtieron a los ayuntamientos, en una especie de ínsula personal.
En Nuevo Laredo, por ejemplo, hubo administraciones que se convirtieron en un monumento a la rapacidad. La ciudad más rica del estado, fue sistemáticamente saqueada por personajes que la gobernaron, como Arturo Cortés Villada, Horacio Garza de la Garza, Daniel Peña, Pepe Suárez, Ramón Garza Barrios.
Todos ellos resolvieron sus problemas de por vida y por varias generaciones, con ranchos extensos, prósperas compañías transportistas y aduanales, costosos bienes inmuebles en Nuevo Laredo, Monterrey y Estados Unidos y cuentas bancarias de muchos dígitos, en el país y en el extranjero.
El patrón de conducta proclive al saqueo, dominó en otras ciudades. Reynosa todavía resiente los excesos de Everardo Villarreal, Óscar Luebbert, Serapio Cantú y Pepe Elías, hoy todos ellos incluidos en el catálogo de magnates fronterizos.
Su larga permanencia en el ostracismo, la han convertido en placenteras vacaciones que gozan y disfrutan, mientras vuelven los buenos tiempos.
Los matamorenses no dejan de lamentar su mala suerte. Cada vez que empieza un nuevo gobierno municipal, abrigan la esperanza de que las cosas se enderezcan y su comunidad resuelva tantas carencias y atraso.
Así les ha pasado con personajes, como Omar Zamorano, José Antonio Sampayo, Baltazar Hinojosa, Erick Silva y últimamente, Leticia Salazar.
Por décadas se ha prometido rescatar del atraso a Matamoros y, lo que ha sucedido, es que cada alcalde ha dedicado el tiempo que ha durado su mandato a promover negocios personales, que les redituaron ganancias multimillonarias.
Cada uno de ellos tienen su historia.
El catálogo de alcaldes que hicieron de su mandato una oportunidad para el saqueo de las finanzas municipales, es extenso y variado en cada municipio.
Tenemos en Victoria, ex ediles que la memoria colectiva tiene muy presentes por sus rapacidades.
Hay de todo, desde personajes que hicieron de la política la oportunidad para emprender negocios millonarios, como Álvaro Villanueva o Gustavo Cárdenas, otros que tuvieron la calentura de ser gobernadores, como Arturo Diez o Alejandro Etienne y, se concentraron tanto en sus obsesiones, que dejaron hecho un desastre sus comunidades.
Es lo mismo que pasó en Tampico, Madero, Altamira, por no decir que en los 43 municipios.
Por eso, los que ahora buscan reelegirse, batallan tanto para reclutar más simpatizantes y asegurar una votación decorosa. Y es que dos años en el poder, no alcanzan para poner fin al desastre que encontraron, ni para que se olvide la negra historia de sus antecesores.
Lo más probable, es que algunos de ellos logren cumplir sus afanes reeleccionistas, pero por ahora, la ciudadanía los cuestiona y pide explicaciones.
Es natural que así sea. Y seguramente que la actitud reclamante, llegará más allá de las elecciones. Sobre todo, si no hay respuestas puntuales a sus demandas …