El viernes, José Antonio Meade presumía el apoyo de Carlos Romero Deschamps a su campaña, lo elogiaba que porque había logrado que no se despidiera a empleados en PEMEX, ayer el REFORMA reveló que el magnate priísta construye una mansión de más de 120 millones de pesos, en Acapulco ¿es mala suerte del candidato priísta o una inocentada de su parte?
Así es, mis queridos boes, la pregunta es pertinente, porque la opulencia, las excentricidades de Romero Deschamps, era parte de su fama pública y la de sus hijos; es decir, que Meade no tendría que poner cara de sorprendido, ahora que sale a la luz pública la casota que se está haciendo el líder petrolero, que parafraseando a AMLO, no la tiene ni Obama.
Se trata de una mansión que el líder de los petroleros compró en 4.5 millones de dólares, la tumbó y en el mismo predio, ya edifica una que valdrá 6.4 millones de dólares; es decir, más de 120 millones de pesos.
Por cierto, hasta anoche, ni Meade, ni la dirigencia nacional del PRI, encabezada por René Juárez y, mucho menos el aludido tamaulipeco, Romero Deschamps, habían dicho, esta boca es mía sobre la publicación de REFORMA.
Y mientras los priístas callan sobre uno de sus más ‘sobresalientes’ líderes, habría que recordarles que el señor Deschamps ha sido ‘cliente’ del diario de circulación nacional, que le ha documentado la vida ‘grosera’ que se da, presumiblemente, a costillas de succionar, lo poco que queda de PEMEX.
Recordemos, allá por el 2008, REFORMA nos informó que Romero Deschamps, por cierto, padrino de medio Ciudad Madero, había comprado un yate en Cancún y que este valía, ni más ni menos que 3 millones de dólares; en pesos de los de ahora, más de 60 millones de pesos, con los que bien podrían construirse muchas aulas escolares o pavimentar calles, o dar apoyos alimenticios a miles.
Además, el rotativo también le documentó la compra de dos departamentos en The Bath Club de Miami, por los que pagó entonces, casi ocho millones de dólares; es decir, que por
los dos depas, el tipo, que en Tamaulipas ha puesto a por lo menos media docena de alcaldes en Madero, pagó en pesos de los de ahora, más de 180 millones de pesos.
Qué se haría con esos 180 millones de pesos, es casi inimaginable, el encabronamiento que ocasionan esas cifras, es mayúscula, pero no para el descaro de Romero Deschamps y los suyos, que le ven como el gran líder, al que por cierto, intentan imitar (tema pendiente pues).
Con el yate de 3 millones de dólares, los depas de 8 millones de dólares, apenas un reloj de 400 mil dólares; es decir, más de 8 millones de pesos, también información que reveló REFORMA.
Por eso, a nadie le sorprendía que en el mismo medio, se documentaban los viajes de la hija mayor de Romero Deschamps, Paulina, que presumía en sus redes sociales, paseos en yates y aviones privados, con bolsas de súper lujo y acompañada de sus perritos.
Mucho menos había que espantarse de que el hijo, José Carlos, recibiera de regalo un Ferrari de 2 millones de dólares; 40 millones de pesos de los de ahora, en el 2013.
¿Y entonces, por qué José Antonio Meade no tuvo cuidado el viernes, cuando presumió su relación con Romero Deschamps?, ¿tan desesperada está la campaña del ex Secretario de
Hacienda, en el tercer lugar, que ya no les alcanza la capacidad como para evitar esos errores?, ¿o es que ya les vale y pronto vamos a ver a Carlos Salinas de Gortari en un templete, pidiendo votos para Meade?.
Claro que la nota de la mansión de Romero Deschamps, generó la condena unánime de los no priístas, pero me llamó la atención las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, quien prometió terminar con los ‘líderes charros’.
“Nosotros no vamos a permitir la corrupción de nadie y se van a terminar los liderazgos charros, ya, para que quede claro, ya más, no puedo”, dijo AMLO
“Se van a terminar todos esos excesos, se va a terminar con la corrupción que hay en el gobierno, y también toda la corrupción que hay en los sindicatos”.
Y me llamó la atención, porque hará Senador de la República, Napoleón Gómez Urrutia, que desfalcó a los mineros con cientos de millones de pesos, luego de que su padre le heredó el sindicato.
Y ya prácticamente le dio le bienvenida a la maestra Elba Esther Gordillo, otra figura emblemática de la corrupción en este país y se mantuvo calladito sobre los excesos de su candidata a una delegación en la CDMX, Layda Sansores, que hasta las conchas sin azúcar, facturó al Senado.
Lástima, es nuestra política, no hay parcela partidista donde no haya podredumbre, seguirá igual si nosotros, los ciudadanos, nos quedamos quietos, sólo encabronados, sin ir más allá que protestar en la red o mascar sus corruptelas en las mesas de cafés.
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