CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Con más de 60 años en el mercado de la piel, los Rivera han encontrado en la talabartería una forma de vida, la cual los ha llevado a vestir a charros y vaqueros de la región, así como elaborar cinturones que son llevados a Estados Unidos y Europa.
Localizada en el corazón de Victoria, la “Talabartera Regional del Norte”, fue fundada por el patriarca de una gran familia que ha enseñado este oficio a sus hijos: el señor Andrés Rivera, quien tras laborar como empleado en una tienda de estos productos, decidió un día, formar su propio camino.
“Él, antes trabajaba en una empresa que se dedicaba a compras de pieles y productos de la región y, empezó a ver la oportunidad de vender la piel, a través de ese negocio y así, poco a poco lo fue haciendo más personal”, relata Guillermo Rivera, nieto de Don Andrés y encargado del negocio.
El negocio cuenta con tres principales tipos de clientes, el hombre de campo y los políticos que realizan cabalgatas y, altos mandos de seguridad, quienes un buscan una funda para su arma. “Principalmente cintos, fundas de navajas, celulares y armas, es lo que estamos trabajando y, artículos de piel, que nos solicitan clientes también”.
El encargado del negocio, platica que todo inició cuando su abuelo tenía 30 años, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se dedicaba a la compra y venta de cueros, ya que en esa época era mucha la demanda de chalecos y cascos de piel. Sin embargo, esta venta terminó con la conclusión de la guerra, fue así que Andrés decide dedicarse solamente a la venta de productos de piel, aún sin producir ninguno por cuenta propia.
“Se sabe, como todo negocio se batalla al inicio, para comenzar, no es un negocio virgen, porque en Tula hay muy buenos talabarteros y, en la zona centro del estado, se hace de muchos años atrás”.
Esto, debido a que, aunque en Victoria se practica poco la talabartería, el municipio se encuentra rodeado de una zona de talabarteros, principalmente aquellos que viven en Tula, Jaumave y Padilla, quienes traen su producto a la capital, por ser céntrico.
“Lo que mi abuelo vino hacer, fue incorporarse a eso de una manera más formal e institucionalizada, saliendo un poco de la informalidad, que es como se maneja la mayor parte de la gente”, afirmó, al decir que fue esta fórmula la que los hizo destacar, del resto de Victoria.
Respecto a sus mayores clientes, el encargado rebela que la mayor parte de ellos, son la gente de campo que busca cintos o fundas para navaja, o incluso charros, pero también algunos políticos que buscan sillas para montar en cabalgatas o incluso, personas en el extranjero.
“Tenemos clientes del centro del estado, de Monterrey Tampico, Monclova, Piedras Negras y gente que estudió en veterinaria, que les gustaron nuestros artículos y, cuando vienen a juntas de generación, nos visitan, también personas que trabajan o viven en el extranjero y quieren llevar su recuerdos a estados unidos o Europa”.
El especial
Entre todos sus productos, resalta el “cinto regional texano, particularmente”, el cual tiene una fabricación de una semana y es el más pedido por su corte vacuno, decoración de cabra y forro de cerdo.
“La diferencia de un cinto normal, es la dobla pajuela, aquí uso una hebilla de 19 milímetros a comparación de los normales, que usan de 38 a 40 milímetros. En hacer un cinto lo metemos a proceso y tardamos una semana en la producción de 20 unidades, en color tanino, negro y tabaco”
El cinto regional puede variar, se encuentra en liso, en custodiado y en trabas, las trabas es un adorno blanco que se hace con piel de cabra y, se le inserta en un bordado, al cinto.




