Hace muchos años conocí la leyenda de la Torre de Babel, ( perdón si no es la versión bíblica), de cómo el hombre en un acto de soberbia pretendió construir un edificio que alcanzaría el cielo y Dios en su infinita sabiduría espero el momento exacto para darles una lección.
Cuenta la leyenda, que en esos tiempos, todos los hombres hablaban una sola lengua y una vez que iniciaron con la construcción, Dios los confundió al hacerlos hablar en distintos idiomas, lo que finalmente no les permitió terminar con la obra.
Que conste, así me la contaron.
Y fue precisamente en esta semana, la primera de la nueva administración municipal que encabeza Mario López Hernández que volvió a mis recuerdos esa historia, al ver como el edificio de Presidencia Municipal se parecía convertir en esa Torre de Babel.
Pido perdón si a alguien ofendo con mi analogía, pero así se ve desde afuera.
Aquí, como en ese tiempo, todos quienes ahora conviven en la nueva presidencia hablan un solo idioma: el bienestar del pueblo.
Y lógico siguen a un solo líder: Mario López Hernández.
Si lo sé, dirán muchos que desde un principio el alcalde dijo que sería incluyente y que ahora sería por Matamoros, sin colores, ni etiquetas.
Sin embargo es una combinación extraña que solo se podía dar en esa leyenda de la que hago referencia, personas del equipo de Leticia Salazar en varios departamentos, Bienestar Social y giras, unos de los más visibles.
Excolaboradores de Erick Silva y Alfonso Sánchez en las dependencias encargadas de la seguridad.
Excandidatos del Partido Verde Ecologista en temas de servicios públicos y otros muchos priistas en funciones del cuidado de los dineros.
También se que ahora todos dirán que agradecen el espacio que el presidente municipal – que ganó la alcaldía con las siglas de Morena- les otorgó en esta nueva administración.
Sin embargo , viene un año electoral en el que habrán de elegirse diputados locales y ahí es donde se verá qué tanto resiste “la construcción”.
Claro los “azules” saben que no habrá cabida en su partido, por lo menos no en esta contienda y según lo vemos en muchas otras más, tampoco creo que les interese mucho participar bajo esas siglas.
Lo que puede estar seguro Carlos García, es que esos que ahora están instalados en la alcaldía no lo traicionaron, porque nunca jugaron en su equipo.
Más preocupante es lo que sucede con los priistas, porque algunos de ellos siguieron vistiendo de rojo hasta el 1 de julio y solo bastó conocer el resultado de la jornada electoral para que su corazón se tiñera de guinda.
Así, por los pasillos de la presidencia municipal y de las dependencias que conforman el Ayuntamiento convivirán todos los colores como esa comunidad única que hablaba solo un idioma.
Ojalá el 2019 con su elección a diputados locales no se convierta en esa lección que los lleve a “confundirse” como a los constructores de la Torre de Babel y dejen su obra a medias.
Por lo pronto hay una máxima de la política que deben de conocer y entender quienes hoy inician las administraciones municipales y esto es que el poder no se comparte.
Hasta aquí por hoy
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