Aún estamos a tiempo de enlistar los deseos de navidad y hacer una carta dirigida al mismísimo Santa Clos, ese ser mítico y querendón que solo desea amor y paz para todos, con un poquito de fe igual y nos concede los pedimentos de la temporada, sí se le ora a la madre tierra, se santifican ante los chamanes a los políticos y algunos siguen creyentes de los partidos, porque no, como ingenuos niños hacernos ilusiones y en noche buena pedir por lo que tanta falta nos hace y deseamos en el alma.
Por principio, deberíamos pedir a Santa que nos devuelva la fe en las instituciones, esas que en los doce años de campaña de LOPEZ OBRADOR se ningunearon y se les falto al respeto para intentar hacer legitimo a lo ilegitimo; que nos regrese el mal humor social que nos inducia PEÑA, porque ahora con la bilis derramada pasamos del coraje a la acción y ya se anda apedreando gente, nada más por ser funcionario rico; queremos devuelta también la confianza hacia los servidores públicos, porque ellos están haciendo todo lo posible por desencantarnos, no importa que ahora ganen menos o tengan menos chance para la transa, los ocupamos honestos.
Si hacemos cadena de oración, todos juntos, deberíamos estar pidiendo que a nuestros nuevos gobernantes les funcione el sentido común, que se dejen del encono de campaña, que trabajen para todos y no solo para los correligionarios del ahora partido en el poder; que entre ellos, los políticos, prive la armonía, que se estén en paz y comulguen por las mismas causas del bien común, no importa a qué partido pertenezcan, que todos jalen para el mismo lado y no tratando de enlodarse unos contra otros, porque la patria ya está muy divida.
Deseemos con fuerzas, que por fin un ser supremo les ilumine las cabecitas blancas a los del nuevo gobierno federal, para que tengan lucidez en la asignación del dinero, que no importan
que se tarde, pero que lo hagan bien.
Santa Clos, también queremos que el presidente no se levante tan temprano para sus conferencias de prensa, que duerma más y trabaje menos, así hay menos margen de error.
Por último, te pedimos para esta navidad, para nosotros mismos, más paciencia, no fuerza ni rudeza innecesaria, solo paciencia para entender el rumbo que le intentan dar a nuestro país.
En Boca Cerrada
La primera del resto de mi vida, esta noche buena soy huérfana, que rápido pasa el año y que pronto pasa la vida, esta navidad será la primera en que no está mi Madre, y no hay Consuelo para mí, no me creo eso de que donde quiera que se encuentre nos acompañará, no, tan real es la ausencia que no se está más en este plano físico, quedan solo los recuerdos.
Las familias millenials, los que dicen que no entienden la cuarta transformación porque no vieron las tres primeras, los que aún no se identificaron con la Roma de Cuarón, o los que han crecido con el chip digital, seguramente disfrutaran sin ausencias porque siempre tienden a estar sumergidos en las redes, algunos ni notan las presencias físicas porque prefieren sonreír ante la pantalla de su celular. Pero hubo tiempos mejores.
Las navidades de antes eran otras cosa, nos mejoraba el mal humor social que provocaban durante todo el año los gobernantes de ese entonces; no nos importaban tanto las crisis económicas como la de Salinas, sí teníamos hogar para reencontrarnos; no calaban tan hondo las discusiones partidistas, porque a la mesa íbamos todos contentos.
En las casas de antes y en familia, todo era puro goce, desde los días previos hasta los subsecuentes, eran fechas para apapacharnos, sin tanto consumismo como el de ahora, eran momentos de reflexión todos juntos, más allá de las meditaciones individuales, era el reencuentro para el recuento, casi siempre agradecidos por lo bien que estaba uno, tal vez es que ahí estábamos bien, no importando que allende las fronteras siguieran los conflictos, teníamos resguardo físico y emocional para eso y más.
Que esta noche buena, sea noche de paz para todos.
@LupitaEscobedoConde