CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Miguel de la Rosa Medrano fue de esa especie en extinción de hombres comprometidos con sus convicciones, transitó a lo largo de su vida por el servicio público y la política sin contaminarse y siempre con el firme ánimo de servir.
El amor por su familia, por su esposa Lorena y por sus dos hijos, fueron siempre el motor de su existencia.
Miguel, más que un colaborador, fue un amigo entrañable y su deceso deja un gran vacío en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo en la cercanía que da el afecto. Duele su partida y lo vamos a extrañar.
Un abrazo solidario y cariñoso para su esposa y sus hijos, para toda su familia.
Paz eterna para el amigo.