El gobierno de la capital de la república es un sensor de capacidades… o incapacidades. Los problemas nacionales se multiplican, las soluciones se diluyen y se debe gobernar con sensibilidad. Por ello hay crecientes preocupaciones en Palacio Nacional sobre la gestión del gobierno de CDMX: no porque sobre talento científico, sino porque falta habilidad política.
En los hechos, el gobierno de CDMX es una especie de mini república. Muchas precandidaturas presidenciales han naufragado por el desgaste del cargo. En diciembre de 1988 el presidente Salinas de Gortari puso a Camacho al frente del gobierno de la capital porque era el único que podría recuperar votos para el PRI –con la habilidad de Marcelo Ebrard– y al mismo tiempo alejarlo de Los Pinos.
En el caos de gestión capitalina se perdieron las precandidaturas de Uruchurtu, Corona del Rosal, Martínez Domínguez, Ramón Aguirre, Manuel Camacho, Cuauhtémoc Cárdenas y Marcelo Ebrard. Sólo alcanzó la presidencia López Obrador, pero porque supo convertir el GDF en un trampolín directo y tuvo dos sexenios para construir una nueva personalidad de liderazgo.
Claudia Sheinbaum llegó a la candidatura y al gobierno por López Obrador, a pesar de su preparación técnica-científica. Carente de personalidad, sin carisma, sin perfil político, sin discurso, monótona en sus participaciones verbales, sin pasión, con lenguaje corporal inflexible, sin una propuesta de ciudad, el apoyo de López Obrador le hizo superar los tropiezos en la Secretaría de Medio ambiente (2000-2006) y en la compleja y corrupta Delegación Tlalpan (2015-2017).
Las principales inquietudes en Palacio Nacional tienen que ver con el aumento inesperado de la inseguridad: balaceras, cárteles en guerra, crecimiento en el consumo de droga, creciente tráfico de armas para uso de delincuentes, multiplicación de la delincuencia al menudeo que escapa de cualquier intento de control y rebasamiento impresionante de las fuerzas de seguridad incapacitadas para combatir el delito.
En el gabinete federal de seguridad han comenzado a analizar el argumento de que la percepción creciente de inseguridad en la nación tiene que ver con lo que ocurre en la CDMX: el clima delincuencial, la falta de interés de la autoridad para combatir a los delincuentes y una plaza en disputa violenta entre diferentes intereses de grupos del crimen organizado.
En términos mediáticos la jefa de gobierno no tiene argumentos para denunciar que le dejaron un cochinero porque –como también ocurre en el área de medio ambiente– los responsables de la crisis de seguridad llegaron con el PRD al gobierno del DF en 1997 y varios de ellos hoy están colocados en Morena: Alejandro Gertz, Marcelo Ebrard, Joel Ortega, Manuel Mondragón y Kalb y Jesús Orta, actual secretario capitalino de seguridad.
En todo el periodo perredista 1997-2018, la policía capitalina sólo tuvo un profesional de la seguridad: Raymundo Collins, con certificados de capacitación internacional, quien logró en pocos meses poner orden, reorganizar cuadros e identificar el problema; por el poco tiempo, Collins dejó la seguridad prendida con alfileres, pero su sucesor sencillamente se los quitó.
La jefa de gobierno Sheinbaum carece de sensibilidad para el tema de la seguridad, no ha logrado un diagnóstico del crimen organizado/desorganizado en la capital y ni siquiera sabe de qué culpar a los gobiernos anteriores perredistas, a cuyo partido ella perteneció hasta que nació Morena.
La estrategia –por llamarle de algún modo– de Sheinbaum en materia de seguridad se concreta a colgarse de la federal: ya van a llegar miembros de la Guardia Nacional y tuvo Policía Militar sin tener alguna idea de como usarlos. Pero el principal problema de seguridad en CDMX no es la policía en las calles, sino la ausencia de un cuerpo de inteligencia para saber cómo está organizada la delincuencia y prever sus comportamientos irracionales. Por eso toda la seguridad actual en CDMX se basa en policías en las calles, ante una delincuencia al menudeo atomizada en decenas de miles de delincuentes que están atacando a la ciudadanía en calles y transportes.
Lo que no quieren en Palacio está ocurriendo: relacionar la crisis de seguridad, medio ambiente y vialidad en CDMX con López Obrador y con la precandidatura presidencial de Morena en el 2024. De ahí que en el corto plazo se prevea que el gobierno federal tome el control de la seguridad en la capital, pero no para ayudar a los capitalinos sino para salvar a Sheinbaum.
Focos migratorios. Más que sucesos anecdóticos, las fugas de cubanos de estaciones migratorias prendieron focos de alarma en los organismos de inteligencia y seguridad nacional de los EE.UU. donde ven en cada cubano sin control a un potencial terrorista, espía o infiltrado. Y en medio de la paranoia del presidente Donald Trump hay inquietud sobre la falta de registro de los fugados, pero sin que Gobernación y Relaciones Exteriores tengan respuestas tranquilizadoras.
Política para dummies: La política no es trabajo de equipo, sino de cómplices; así de simple.
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@carlosramirezh