Si hay una persona en México que detesta la política intervencionista de los Estados Unidos y toda su historia de represión y hostigamiento hacía los países del tercer mundo, es Andrés Manuel López Obrador. En su largo caminar como opositor, el ahora presidente ha dejado registrado con dichos y hechos que el enemigo número del país, es el gobierno norteamericano.
Por eso sorprende a propios y extraños, a analistas nacionales y gobiernos extranjeros que el gobierno de la Cuarta Transformación haya ido a ponerse de rodillas ante Donald Trump y cedido a todas sus peticiones, quedando México ante los ojos de la opinión pública internacional como un país mancillado y humillado como pocas veces a ocurrido en todo su historia.
Nunca, ningún presidente mexicano, se había visto tan endeble como esta vez. A Andrés Manuel se le puede tolerar por lo que no ha podido hacer en estos primeros seis meses de gobierno, incluso se le puede perdonar su terquedad y su intolerancia, pero a la luz de lo que ocurrió en estas negociaciones con los Estados Unidos, es imperdonable.
Ayer, un ex alto funcionario del Servicio de Migración de los Estados Unidos, en retiro, radicado en Monterrey, describió cruelmente lo que hizo el presidente mexicano ante la prepotencia de Trump:
“En este episodio, el presidente mexicano se bajó los pantalones y permitió que Donald Trump le hiciera todas las bajezas. Las autoridades mexicanas, hoy como nunca, tuvieron miedo y perdieron toda la dignidad sin ruborizarse. Los mismos demócratas y algunos republicanos ven una rudeza innecesaria contra México”, afirma.
López Obrador y su equipo negociador cayeron en el juego perverso de Trump; no han entendido que está en campaña, y que todas las amenazas jamás las cumple; no era necesario ceder tanto, dicen los especialistas. El arancel jamás lo iba aplicar, sólo fue una brabuconada del presidente gringo, “y aquí se espantaron con el petate del muerto y les dieron todo”.
El gobierno mexicano no va a poder cumplir todos los acuerdos a los que se comprometió. Para atender a los migrantes que serán regresados a nuestro país y los que ya están, le van a costar a la administración federal muchos millones de pesos, además de la larga lista de compromisos imposibles de atender.
Trump es un presidente chiflado que la tomó la medida del gobierno mexicano que se ha convertido en el “hazmerreír” en el mundo.
Jorge Castañeda y muchas voces internacionalistas aseguran que Donald Trump va a volver a las andadas y atacará de nuevo en 90 días cuando su campaña empieza a tomar forma.
Andrés Manuel, a pesar del mitin en Tijuana y a la supuesta solidaridad de los grupos nacionales en esta crisis que se vivió con Estados Unidos queda tocado políticamente en su política exterior. Su discurso antiyanquí que enarboló toda su vida, ha quedado reducido a retórica mediática que todos cuestionan.
El futuro no pinta nada bien para México opinan los expertos y sugieren que el presidente López Obrador después de este episodio vergonzoso debe asumir conductas contestatarias que frenen la prepotencia belicosa de Donald Trump. Sólo de esa manera se recuperará la dignidad perdida.
Es tiempo de trabajar en eso.