MÉXICO. La búsqueda de exoplanetas similares a la Tierra continua; un nuevo estudio señalaría que hay más de estos astros de los que imaginamos; según la Universidad de Penn State, una de cada cuatro estrellas catalogadas como «Sol», contaría con un planeta igual al nuestro.
Esto daría que, tan sólo en la parte conocida de la Vía Láctea, existirían unas 10 mil millones de «Tierras»; cada una de estas con su propia atmósfera y agua en estado líquido. Aún más, estas son condiciones para que hubiera alguna clase de vida en ellas.
How many Earth-like planets are around sun-like stars?
A new study by #PennState researchers provides the most accurate estimate of frequency that planets similar to Earth occur around stars similar to our sun. https://t.co/JKyMFMGIgP pic.twitter.com/5OiQ255mzO
— Penn State (@penn_state) 20 de agosto de 2019
En otras palabras, estamos hablando de cuerpos celestes que se encuentran en la zona habitable de su Sistema Solar; de ahí que se sugiera dicha posibilidad de encontrar seres orgánicos, mismos que podrían estar viviendo desde hace años.
Se usaron datos del Telescopio Keppler, que busca planetas como la Tierra
Para realizar este estudio se utilizaron datos del Telescopio Kepler de la NASA, el cual se ha dedicado a la localización y análisis de planetas parecidos a la Tierra desde hace ya varios años. Siendo una de las herramientas principales en esta cuestión.
Con esta información se corrieron varias simulaciones hasta dar con la mencionada conclusión. Con esto, se abre un abanico de posibilidades para los astrónomos y la exploración espacial; pues da indicios exactos de qué sistemas atacar para realizar un análisis exhaustivo.
El que un planeta cuente con condiciones similares a las de la Tierra, significa que, en primer lugar, es un mundo rocoso, como el nuestro; lo cual elimina de entrada los gigantes gaseosos y entornos congelados. En segundo lugar, su temperatura no debe de ser sofocante.
Por último, debe de contar con su propia atmósfera, y agua en estado líquido; mismo elemento que ayudaría a regular el clima general del objeto espacial.
Con información de Penn State.