Por enésima ocasión insistimos para que una institución bancaria instale una sucursal en el pueblo de mis mayores, pues ya es tiempo de hacerlo debido al mucho movimiento comercial que tiene, ya que no hay que olvidar que hace alrededor de diez años teníamos tres instituciones de diferente casa comercial, pero de un día para otro se fueron alejando hasta quedarnos sin uno solo, hoy sólo los recuerdos quedan.
A propósito, por ahí en la Presidencia Municipal de mi pueblo comentaban hace dos meses que el alcalde Héctor de la Torre Valenzuela estaba realizando algunas gestiones en este sentido, pero parece que no ha logrado tener éxito, toda vez que seguimos igual o peor que antes, pues algunas personas y comercios prestan con un interés del 25 por ciento y en ocasiones hasta del treinta, lo que les deja una muy buena ganancia, aparte de que para lograr el crédito se tiene que dejar las escrituras de la casa, que por lo general en algunos casos pierden la vivienda o cualquier detalle que el cliente dejó como garantía.
Carajos, tengo por costumbre observar cómo la gente a pie o en vehículo pasa los fines de semana frente a la casa con rumbo al río Guayalejo, pero ayer domingo no fue así, pues al parecer prefirió quedarse en sus propios domicilios y disfrutarlo en familia, o en el peor de los casos en cama por cuestiones de salud por lo tanto podría asegurar fue un día tranquilo razón por la cual hoy lunes la mayoría se irá a trabajar felices y contentos como El Jibarito.
A propósito, este día habrá mercado rodante en Llera, pero cosa curiosa en algunos casos sale más caro el artículo y eso que decían en sus inicios “de la huerta a la casa”, pues no es así, porque ahora se sabe que es “de la tienda a la casa”, en tanto que los presuntos inspectores de comercio ni luces de ellos, pues brillan por su ausencia.
Caray, no cabe duda que cuando andamos de malas hasta el perro de la casa nos orina y digo esto porque casi llagando a Ciudad Victoria me falló mi carrito y por más que intenté arrancarlo pues el condenado vehículo no quiso arrancar, por lo que hubo necesidad de buscar el respaldo de una persona para que lo jalara al taller mecánico de un amigo y así fue como al día siguiente pude regresar al pueblo de mis mayores, donde descansé por una hora porque había necesidad de viajar al ejido San Isidro y de regreso que se vuelve a descomponer, pero en esta ocasión sin saber por qué, ya que supuestamente se le cambió la marcha por una nueva, pero resulta que no fue así, pues el automotor volvió a fallar de lo mismo y es fecha en que hoy lunes sigue en reparación, por lo tanto se me viene a pensar en aquella famosa frase de Chespirito: “Y ahora… ¿quién podrá defenderme?”.
Hoy las cosas siguen igual o peor que antes, con decirles que hace dos días tropecé con una piedra y me medio lastimé el pie derecho, por lo que me vi obligado a querer o no estar en cama por dos días y hasta hoy lunes podré medio caminar un poco… en fin, sea por Dios y las once mil vírgenes del universo para que los cuiden mucho y a mí que no me abandone.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE.