CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Trabajar con humanismo, paciencia, amor, atención y dedicación, son parte de la filosofía de vida cómo una enfermera desempeña su trabajo para cuidar la salud de aquellos que la han perdido por una enfermedad o un accidente.
Al celebrar el Día de la Enfermera el 6 de enero, Expreso realizó un recorrido y conoció los adentros de la vida profesional de cinco enfermeras que prestan sus servicios en centros hospitalarios de Ciudad Victoria,
Erika Janeth Rocha Obregón, comparte que una de las situaciones más difíciles que ha enfrentado es ver a un paciente, escucharlo decir, “no me quiero morir, quiero que me ayudes, ver a la paciente sufrir un dolor por cáncer es diferente el dolor de otra patología”.
Pese al dolor que ven a diario, también hay experiencias agradables, bonitas, dice; como “encontrarte un familiar o el mismo paciente, que te diga muchas gracias por todas sus atenciones, lo todo lo que hizo por mí, eso es satisfactorio”.
A Erika le nació el deseo por ser enfermera desde niña, al darse cuenta que en su casa su familia batallaban con sus abuelos, que por motivo de salud caían al hospital, “ les tenían que poner medicamentos en casa y necesitaban enfermera”.
Para ejercer su profesión, afirma, “se requiere humanismo para ayudar a aquella persona, tanto al iniciar su enfermedad; hasta terminar, ya sea que logre su recuperación total o incluso un desenlace fatal.
“ Llegué a aprender del paciente con dolor, que es algo de lo más difícil entender donde transcurre su dolor; a veces es un dolor donde el paciente sólo quiere ser escuchado. Te tienes que poner en los zapatos del paciente para vislumbrar su dolor… hay veces que piensas que estas con una paciente de tu edad y te dices… podría ser yo esa paciente”.
Es enfermera desde 2004 año que inició su servicio social en el Hospital Civil, “fue mi primera escuela de práctica real por dos años, luego estuve en el Infantil y ahora tengo 10 años en el Centro Oncológico”.
Hace 10 años, recuerda, le ofrecieron trabajar en el Oncológico para cubrir un interinato, en 2016 logró su base sindical, se graduó de enfermera general en la UAT pero día a día sigue preparándose y actualizándose.
En 2009 hizo el curso complementario para obtener la licenciatura, un diplomado en oncología en 2017 y en el 2018 hizo la especialidad en oncología.
Atender bebés y niños una responsabilidad
Atender pacientes oncológicos es una gran responsabilidad; pero atender a bebes y niños o adolescentes que enfrentan un problema de salud es igual o más responsabilidad.
Coinciden Araceli Rodríguez Sánchez, jefa de enfermeras del turno vespertino del Hospital Infantil, Laura Gallardo de León, enfermera con especialidad en pediatría y Luz Eugenia Recobos Anguleme, especialista en pediatría y encargada del área de lactantes.
Rodríguez Sánchez con especialidad en pediatría cardiovascular, reconoce que esta es una profesión en la que se debe tener mucha paciencia y se requiere mucha entrega y responsabilidad.
Es tanta que tienes en tus manos junto con médicos especialistas; la salud de un infante, se requiere capacidad, e inteligencia, pero que cuando se logra la salud trae satisfacciones, “que un adolescente al que atendiste, llegue y te busque, pregunte por ti es una satisfacción”.
La otra cara de la moneda es cuando no puedes salvar a un paciente, recuerda que en sus más de 27 años de experiencia laboral, lo que más la ha marcado, fue un caso registrado hace 10 años.
“Fue un día de las madres, recibimos un pacientito que accidentalmente jugando con una arma se dispara, saber que sus padres no estaban aquí y que iban a recibir esa noticia, fue muy triste, aún me sigue marcando el simple hecho de recordarlo; te duele no poder hacer algo por esa vida”.
Gallardo de León, por su parte, platica que es difícil realizar su jornada laboral en ocasiones, “por exceso de trabajo, pero lo hacemos con mucho amor con nuestros niños”.
Lo más complicado es atender a pacientes graves, pero siempre con su capacidad y conocimiento buscan colaborar para que salga adelante y recupere su salud.
Recobos Anguleme, platica que en su recorrido de su hogar al hospital su primer pensamiento es que “ningún pacientito esté grave o llegue grave, pero siempre dispuestas a salvar su vida si se enfrenta una situación de gravedad”.
Ser optimistas es una actitud que debe prevalecer entre las enfermeras, y nunca debe falta el amor a sus pacientes.
Aunque el dolor es una constante en el área de urgencias de hospitales, el reconocimiento a su labor y reclamos son bienvenidos siempre, “los familiares llegan agresivos, a veces se sienten culpables de lo que padece su paciente”.
Es algo con lo que tienen que lidiar, pero entienden los familiares, a los pacientes y por lo mismo deben entenderlos, “lo más satisfactorio en esta profesión es que el paciente salga adelante y recupere su salud”.
Un reto cada día
Llegar al trabajo en el Hospital Civil; el más antiguo de Ciudad Victoria y el que recibe a la población con mayores carencias, es un reto y una responsabilidad, relata Belinda García Azúa, Maestra en Enfermería y jefa de enfermeras en ese nosocomio.
“Los retos son difíciles, complejos; el personal de enfermería debe tener fortaleza para realizar un cuidado humanizado a los pacientes”, dice tras reconocer que la carrera y ejercicio que tienen un grado elevado de responsabilidad, de forma particular por la complejidad de relaciones humanas y empatía con el paciente y el familiar.
Tenemos muchas satisfacciones, pero como al resto de sus compañeras, el ver que los pacientes recuperan la salud es el mejor premio a su trabajo.
Lo complejo es verlas carencias al interior del nosocomio “la austeridad del recurso material, porque en calidad humana, nos esforzamos por ofrecerla todos los días”.
Dijo que sus orígenes humildes y deseo de apoyar a su semejante fue lo que la condujeron a estudiar enfermería, “se requiere mucha capacidad, empatía y ofrecer un cuidado humanizado que cada vez son más difíciles porque poco a poco se van perdiendo eso desde el seno familiar”.
Sus pláticas al personal de enfermería que tiene bajo su mando tienen una frase peculiar, “realiza una reflexión interna que te ayude a descubrir en nuestro trato el mejor disfraz del personal de enfermería, ese disfraz es la sonrisa para un paciente que ha perdido la salud y por ello se encuentra vulnerable”.
En el Hospital Civil, el festejo inicia con una misa, le sigue la entrega de reconocimientos a la labor de enfermería, continúa las mañanitas y termina con un desayuno.
El hospital Civil asegura, es el nosocomio más longevo en la ciudad y por ello el que tiene un personal de enfermería que ha dejado su esfuerzo, empeño, dedicación y experiencia a lo largo de la vida.




