ESTADOS UNIDOS.- Cuando se atraviesa por una crisis es natural que la ciudadanía esté consumiendo información del tema. Después de un tiempo, dejan de hacerlo, sobre todo si la contingencia dura más de dos semanas, como pasa con el covid-19.
El portal Wired publicó que a lo largo de marzo, The Guardian tuvo un tráfico alto, recibió 2.17 mil millones de páginas vistas, aumentó 750 millones a diferencia de 2019. El discurso de Boris Johnson fue una de las transmisiones más vistas en la historia de la televisión del Reino Unido, con más de 27 millones espectadores en vivo, más que las vistas de la final de la Copa del Mundo de 1966 y el funeral de la princesa Diana.
Al respecto, el centro de investigación de periodismo NiemanLab, de la Universidad de Harvard, reveló que las noticias por covid-19 alcanzaron más atención en una semana, que el juicio político contra Trump en un mes.
En esta cuarta semana, las cifras han cambiado, el consumo de la información por covid-19 está disminuyendo. Parece que la gente se está cansando de consumir estas noticias ¿qué ha sucedido? ¿Podría la gente estar perdiendo el interés en este tema tan caótico? ¿Qué significa esta falta de atención para los gobiernos?
En entrevista con Erika Villavicencio, coordinadora de Psicología Organizacional para la UNAM, señaló que cuando el cerebro está agobiado por mecanismo propio empieza a omitir esa información, la de covid-19.
La fatiga por las noticias no es nueva, el Instituto Reuters confirmó que antes de que un acontecimiento se convierta en al agenda mediática, un porcentaje de posibles lectores evita las noticias. En el caso del Brexit, 24 por ciento de las personas evitaban leer sobre el tema y conforme se acercaba la votación, este número aumentaba.
Hay tres razones por las que las personas dejan de leer contenidos:
1. Evitan sentirse deprimidas
2. Se sienten impotentes
3. Falta de credibilidad
Salud mental y consumo de noticias de covid-19
Hay una relación estrecha entre el consumo de noticias y las emociones negativas. Incluso, la Organización Mundial de la Salud recomienda evitar las noticias si se está atravesando por un estado de ansiedad. «Se podría creer que la gente está siguiendo estos consejos, por eso hay menos tráfico», dijo Cherie Armour, profesora de trauma psicológico y salud mental en la Facultad de Psicología de la Queen’s University Belfast.
«Hay un umbral entre la ansiedad útil y la que cruza la línea», dijo la profesora.
Un caso parecido fue la epidemia H1N1, donde la gente estaba bastante ansiosa y este comportamiento disminuyó cuando se comenzó a controlar el virus. Richard Bentall, profesor de psicología clínica en La Universidad de Sheffield, encontró una relación entre la ansiedad como predictor de comportamiento y el número de lecturas.
Tipos de lectores: los que la evitan y los que la consumen demás
El consumo de información de las personas de acuerdo a su actitud frente a la problemática, se clasifica en «monitors» y «blunters».
Los monitors tienden a buscar más información cuando están ansiosos; y los blunters la bloquean.
El resultado de una cobertura extendida, como ha sido el caso del coronavirus o el H1N1, es que la gente se puede volver insensible, es un proceso similar a las terapias que se utilizan para las fobias. «En cierto modo, cuanto más lo escuchamos, menos lo notamos», dijo Armour.
Armour, profesora de Queen’s University Belfast así como Villavicencia, psicóloga de la UNAM, han advertido que la gente puede llegar a filtrar la información, es decir, ignorarla. Por lo que los funcionarios de las naciones deben tomar en cuenta cómo van a seguir informado sobre esta pandemia.
En Hong Kong se observó que los insensibles dejaron de seguir las medidas de seguridad, lo que provocó un problema. El llamado también es hacia los medios de comunicación para que los lectores no eviten información que le puede ser de utilidad.
CON INFORMACIÓN DE LA SILLA ROTA