En México, como en el mundo, la lucha contra el coronavirus ha dejado un alto saldo de víctimas entre el personal médico. La falta de equipo ha sido señalada como causa comúnen el alto costo de muertes de aquellos que quieren impedir la muerte de otros, pero también mentiras de pacientes sobre su exposición al contagio -por lo que algunos países obligan a revisiones de pasaportes-. En México, que ocupa el lugar 13 de las naciones con más bajas entre personal médico, alrededor de 11 mil profesionales han estado infectados por el virus,
y al menos 149 han fallecido. Si bien muy lamentables los decesos en ese grupo, la muerte en la línea de batalla es alcanzable a comprender -no justificarpara muchos. Lo que es incomprensible es que en lugares que pueden estar blindados de covid-19, el virus los haya penetrado. Como en la Guardia Nacional.
No son los policías paramilitares expuestos en los constantes contagios en las calles donde llama la atención el descuido irresponsable de los mandos superiores, sino en lugares cerrados, que podrían aplicar los protocolos
de seguridad sanitaria establecidos
y que, sin embargo, los omiten. El ejemplo es el depósito de armas de la Guardia Nacional, donde estalló un brote de coronavirus hace 10 días y
los responsables no tomaron medidas de inmediato. Los oficiales tuvieron que alertar, mediante un oficio, a sus superiores, una semana después de que se esparcieran los contagios sin que hubiera instrucciones para controlarlos o modificar las condiciones internas de trabajo.
Un oficio firmado por el oficial (todos los nombres se omiten en protección de sus datos personales del Depósito de Armamento y Municiones “Base Contel”, donde se encuentra el Centro de Mando de la Guardia Nacional en la alcaldía de Iztapalapa, dirigido al director de Armamento, Municiones y Equipo, fechado el 18 de mayo, informa: “Nos encontramos laborando 21 personas dentro de este depósito de lunes a viernes, en relación a la entregarecepción de armamento a personal de la Policía Naval asignado a la Guardia Nacional, así como los excedentes de armamento de las Divisiones de Fuerzas Federales y Gendarmería”.
El oficio menciono como el punto de partida del contagio un suboficial, por lo cual el 11 de mayo tres jefes de Departamento y un enlace, con síntomas del covid-19, fueron puestos en reposo. Dos a cuarentena de 14 días, uno a confinamiento de 11, y el último sólo por tres días. El 12 de mayo, otros dos jefes de Departamento fueron puestos en cuarentena de 14 días.
“Derivado de lo anterior -continúa el suboficialme permito hacer de su superior conocimiento que a partir
del contagio del C. Suboficial (nombre omitido), adscrito al depósito de Fuerzas Federales con el virus del Covis-19, quien en días pasados estuvo entregando armamento excedente de la División en mención, al respecto el Subdirector (nombre omitido), quien se encontraba de apoyo en este depósito y quien sostuvo contacto con él, encontrándose actualmente en el Hospital Central Militar ya diagnosticado como grave.
“A su vez el Subdirector arriba mencionado Salió a comisión, ordenada por su superioridad el día 04 de mayo del presente año en compañía de 4 personas más, entre ellas, el Jefe del Departamento (nombre omitido), ambos ya con síntomas propios del Covid-19.
“Se informa lo anterior a efecto de que sea tomado en consideración la línea de contagio de la que está siendo partícipe el personal que labora en este depósito de Armamento, haciendo hincapié que el material (metal) de las armas< puede ser incubadora del dicho virus hasta por un lapso de vida hasta de 9 días, y tomando en consideración los factores ambientales y superficies en las que se encuentra.
“Por lo anterior me permito sugerir disminuir la actividad del Depósito con la finalidad de que este sea fumigado y/o sanitizado por completo y evitar
el contacto físico logrando así llevar a cabo las normas de Sana Distancia, esto para estar en condiciones de seguridad con respecto a la salud del que suscribe como del personal que actualmente se encuentra laborando de órdenes verbales de su superioridad, no tomando en consideración la Directiva III para reforzar los protocolos de prevención del covid-19de fecha 21 de abril de 2020, donde indica las medidas preventivas de contagio masivo que se deberán aplicar en la fase 3 de la contingencia, dicho escrito por parte de la Coordinación de Administración y Finanzas signado de aprobado por el Cmte. De la Guardia Nacional, comisario general Luis Rodríguez Bucio”.
El oficio del oficial es una radiografía dramática de la negligencia en la cadena de mando en la Guardia Nacional. Denuncia, en la forma de descripción, como las instrucciones de sana distancia y prevención, fueron ignoradas, lo que probablemente causó el brote infeccioso dentro de un espacio confinado. Muestra el descuido de los mandos superiores de que cuando la recomendación médica fue el confinamiento de varios funcionarios, se siguió trabajando como si no hubiera pasado nada. El contagio continuó con los contactos personales de personas infectadas fuera del depósito, y con el manejo de armamentos y equipos de manera cotidiana.
La responsabilidad de los miembros de la Guardia Nacional acatando sus órdenes a costa de la salud, hablan de institucionalidad,
y contrasta con la imprudencia e insensatez de sus jefes, al tener un foco de infección sin atender, pese a ser alertados desde el primer momento. El oficio es informativo, pero también un grito de auxilio para que atiendan urgentemente la epidemia en un lugar que tiene múltiples vínculos físicos y materiales con el exterior, potenciando el aceleramiento del virus.
La Guardia Nacional no la compone mayoritariamente personal médico, pero también salva vidas. Es inaceptable que los propios mandos sacrifiquen la vida de sus subalternos.